Es del todo paradójico el denominar “Semana Santa” a una serie de dias, en los que se exalta y ritualiza la gran estructura central del cristianismo católico. La paradoja alcanza a todos, porque el motivo, fuera de lo religioso, es un impulso al ponerse en viaje, a entender que las vacaciones de Primavera han llegado y sacar de los armarios las prendas para la celebración. el aumento de exaltaciones teatrales me lleva a pensar en la ausencia profunda de “sentido real de lo expresado”. El discurso católico viaja entre mantillas españolas y arraigados cultos que culminan en flagelaciones. Todo sigue enconsonancia con un permitir que la presencia del rito se perpetúe. el sentido espiritual se puede desarrollar entre pasos de cebra y semáforos.
La paradoja, en un país que se dice laico, es el empleo de casi catorce fiestas con nominaciones religiosas. Los ciclos vitales no siguen la consonancia de las estaciones, sino la del calendario Gregoriano. en medio de tanta intensidad, de tanta exaltación desmesurada, de tanto sentir el sentimiento…la profunda necesidad de teatratilizar el rito es el valor permanente. Después de la catarsis teatral, se regresa al pensamiento cotidiano donde todo será….si Dios quiere.