Algo me despierta, con esas inquietud del nuevo día.
Alguien me recrimina que es tarde,
el cansancio me domina y no hay aire.
Las cadenas de la monotonía son presagio de
un nuevo día.
Renuncio a ser reconocido
y me desvanezco entre la música y el caminar corriendo.
Autobuses cargados de despiertos o dormidos,
ateridos por el mismo frío interior de ser existencias
viajeras, de ída y vuelta.
La puerta abierta y el vacío acaba.
Un comentario sobre “Nadie sabré que por aquí pasaste.”
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Me gustó, compañero, porque da sensación de apertura hacia el pensamiento. En medio de la colectividad anónima crece el reconocimiento más verdadero de un ser. Es la mejor manera de no sentirse dormido…