Leer a Rilke, en un contexto de traducción, nos plantea la paradoja de que el metalenguaje poético, el aliento vital debe ser “reconstruido por el traductor”, lo que puede dar a la obra una “versión especular”, un mundo trasladable a la nueva lengua, pero que ignora los fundamentos “innatos” de la lengua original.
La estructura lírica, participa de la sintomática propia de la estructura emocional, no sólo de lo hablado, sino de lo pensado/no pensado. La lengua de Rilke tiende a una clara desestructuración que favorezca la aparición de imágenes, de sugerencias imbricadas en el ser/dimensionado en la naturaleza.
Nietzsche asume la pesada carga de Sísifo y abre las puertas de una filosofía claramente confrontada con la cultura y la realidad de su época, pero él, se convierte en el Ecce Homo de su obra. Rilke avanza hacia dimensiones de deconstrucción, de estructuras pulsionales, de ausencia de una filosofía normativa.
Prescindir de la influencia de los filósofos y artistas de la época no era posible, porque la realidad de las guerras potenció la destrucción progresiba de los basamentos de los valores, del sentimiento de la vida y nos sitúa en el plano del existencialismo vivencial.
Quisiera analizar, pidiendo disculpar por la compleja estructura que puede suponer, la lingüística poética de Rilke en su expresión trascendente y estructural.
La poética en Rillke fundamenta su estrutura de pensamiento/lenguaje. Rilke es su historia/tiempo y fundamentación + su inmensión en su poética. Des-estructurar, puede llegar a una disgregación simbolista, donde el ámbito de un oceánico/des/orden puede incluir el no espacio centextual/no tiempo/no realidad. Es una ausencia de lo supuestamente creado. El simbolismo opera en una metafísica del lenguaje. Las normas estrictas de creación estructural, pueden ser una “anarkía/simbólico/metafísica”.
“Aquello que sugiere una percepción íntima e independiente”
Vuelvo a mencionar el hecho de que “sólo podemos formar la realidad desde lo que somos como lenguaje”, el intervenir en la dinámica del metalenguaje nos “resitúa enuna condición de ser diferenciadora”. Este es el tema central que en la obra de Jung adquiere el valor del “sí mismo”, en una dialéctica contínua.
Las condiciones crativas de los autores de la América Madre Fértil (en mi peculiar manera de nominarla) permiten accesos lingüísticos como los siguientes:
“Árbol soy, amor mío. Mis raíces
bajo tu sangre crecen” (Jorge Debreavo)
“Las muñecas duermen en la blanca alfombra” (José asunción Silva)
Se trata, en algunos casos, de una ctitud que sobrepasa el ejercicio literario para convertirse en un drama del poeta en cuanto a ser humano o del ser humano mismo.(Comentario de Diana Niebylski)
Bravo. Extraqordinario análisis del modelo desestrucutrador de un Rilke que elabora sus emociones en las antesalas de las simbologías metafísicas del lenguaje naturalista. Quizás para muchos lectores el Naturalismo y el Simbolismo sean antagónicos. En poetas como Rilke sucede lo contrario. Si la raíz de la vida misma es el lenguaje está claro que el árbol desarrollado es la naturaleza de ese mismo lenguaje vital. La folosofía rilkiana es por lo tanto y al mismo tiempo una ¨no filosofía¨ de la realidad, una metafísica natural de la misma esencia que el metalenguaje. Hacer lectura intrínseca de lo especular de la obra de Rilke es hacernos cábalas de nosotros mismos viendo nuestra imagen en un espejo. Naturalismo y Simbolismo sí tienen por lo tanto fuertes entronques emocionales en este autor que llega a un existencialismo de la creatividad. Por eso fue genial.
Ha sido para mí de mucho provecho la hondura de tus análisis sobre Rilke y esa simbiosis entre tú y Diesel me han servido como aprendizaje de una magnífica lección literaria. !!Gracias y besos a los dos!!.