Ven conmigo y descubramos un paraíso nuevo. Andaremos sobre un suelo cristalino y transparente donde podamos ver aquello que pisamos, por donde pisamos, y lo que debajo se esconde. A nuestros pies tendremos el mar con sus peces, sus algas marinas, las estrellas que no pertenecen al otro mar, el cielo, y en la arena dejaremos una huella profunda para que sus olas del olvido no se lleven los recuerdos, sí, eso será una de las cosas que no existen, no en el paraíso de mis sueños, y espero que en el tuyo tampoco exista lugar para el olvido. Ven, quiero enseñarte el rincón que tengo guardado para ti, donde nada te falte, tendrás el calor que necesites para que nunca sientas frío, donde escucharás y verás salir las palabras en formas de nanas para que duermas sin miedo, ese rincón lleno de alegría, felicidad, y donde está toda mi vida, la que tu me das, la que yo tengo, y donde quiero que te quedes para siempre, porque si te vas de ese rincón tuyo, se marchará mi vida, y el corazón quedará vacío y muerto.
Ven, sigamos descubriendo más de este paraíso, respira el aroma que te brinda el jardín con rosas rojas, las que tú y yo sabemos lo que significan, y no temas a cogerlas, a tocarlas, porque no habrá espinas que lleguen a perforar tu fina piel y te dejen herida, te hagan daño, no, tampoco habrá cabida para el sufrimiento. Ven, ven al paraíso de mis ojos y siéntate sobre ellos, mira lo que yo miro, y deja su luz encendida… ven, prueba el agua bebiendo de mis labios y de mi boca, yo quiero compartirla contigo y que tu me des de la tuya…ven y aliméntate con la unión de dos cuerpos saboreándose y compartiendo el mismo alimento… ven, comámonos sin prohibición y con placer, la fruta eterna y divina. Nuestro eterno y divino amor.