Lenta lluvia de tristeza

Llovía,

lentas muy lentas las gotas de tiempo que recorrían la triste ciudad.
Oscuros peldaños separaban las memorias de quienes sobrevivían,
Llueve lento -alguien dijo- y los pájaros negros se sorprendieron de la discordia del día anterior, aquella disputa por migajas bajo el sol, hoy parecía un festín.
Solo algunas muertes esparcidas, un gusto amargo en la boca, en la garganta, en el cuerpo.
Llovían desilusiones, pérdidas, vidas arruinadas, conquistas y conquistados.

Llovía el mundo entero una lluvia negruzca y pegajosa,
dueña de mil males.
Y dos o tres transeúntes caminaban despacio con galera y bastón.
-Visitemos a los poetas!- gritó alguien que miraba siempre para atrás…
y el mundo entero visitó a los poetas, gran tertulia pincelada de introspecciones expuestas, esa tarde la ciudad estuvo de fiesta.

Un comentario sobre “Lenta lluvia de tristeza”

  1. En esa ciudad que citas las introspecciones son las que superan los momentos. Aplaudo tu manera de sentir la lentitud del tiempo abrazado a la conquista de la poesía y superando muertes esparcidas. Tu ciudad es el mundo, Celeste. Un beso.

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