Inquietud
Me he despertado en mitad de la noche,
con mi alma nerviosa, inquieta
y las comisuras de los labios empapadas en lágrimas.
Soñaba.
Soñaba que algo extraño había logrado abrir esta puerta
que siempre antes había estado entornada.
Se colaba en la cama por el lado en el que no estaba yo.
Y te encontraba.
-Yo que había prometido esconderte tan bien
que ni tus propios secretos pudieran encontrarte-.
Recuerdo que intentaba moverme
pero una intensa fuerza me pesaba en los hombros
reteniéndome,
dejándome inmóvil con los ojos abiertos
en la única dirección
hacia la que no quería mirar.
Sentí cómo se erizaba hasta el último rincón de mi cuerpo.
Y ella continuaba orgullosa y en silencio
robándome todas las piezas que, con tanto amor,
yo había construido
y mirándote fijamente a los ojos
que aún permanecían cerrados.
Entonces, yo ya tenía la garganta seca
de tanto desgañitármela pronunciando tu nombre: “alma”.
Suplicando, por favor, que me escucharas.
Allí seguía, sentada con mi insoportable quietud
y mi retina clavada en todos sus movimientos.
Y el verdugo que, hasta entonces, me había retenido,
sacó de su bolsillo algo punzante
que no dudó en clavarme, ni un segundo
aquí en el corazón,
dándome la muerte en un instante.
Me ha despertado un intenso dolor
y, llevándome las manos al pecho,
supe que ya no me sudaban.
Estaba a oscuras en el cuarto
y la puerta seguía entornada.
Entender los sentires del alma son profundidades que se escuchan siempre en las oscuridades de nuestros escenarios vitales pero con la puerta continuamente entornada. Este fragmento de tu diario sentir suena a profunda presencia de un despertar recóndito que vibra en el centro de toda alma humana. Me encanta tu forma de penetrar en la esencia de los misterios y hacerlos plausibles a través de un razonamiento lleno de luz. Esa luz de tu texto enciende la oscuridad del cuarto íntimo y sabe a tiempo de presencia con los sentidos abiertos. Un beso, Morgana.
Durante años, copiando a los demás, traté de conocerme
Desde dentro no podía decidir que hacer
Incapaz de ver, escuche mi nombre
Luego, salí afuera
Gracias Diesel, un beso.