Tuve que matarla. Estuvo haciéndome la vida imposible durante unos tres días, y yo,ya no podía más. Era perversa, malvada, egoísta, desconsiderada, solo pensaba en satisfacer sus más bajos instintos. Para ella mi vida, mi casa, y yo misma…no significaban nada.
Nunca supe ni cuando ni cómo profanó mi hogar. Debió de hacerlo sigiliosamente y
aprovechando algún descuido mío.
El mal se había instalado en mi vida, una vida solitaria y alineada. Pero también una vida tranquila, ordenada y segura.
Comencé a notar su presencia cuando ella, carente de escrúpulos, empredió una carrera frenética de signos y evidencias, para decirme, muy agudamente… que estaba allí.
Primero fueron los mensajes en el espejo. Me dejaba sus avisos en el espejo más grande de mi casa, el que yo tenía colgado en el vestíbulo y al que adoraba. Aquel espejo era mi objeto más valioso, tenía mas de cien años, y hasta el restaurador al que le encargué una limpieza delicada y
minuciosa, quiso comprármelo.
Después empecé a notar que contaminaba mi comida. Ella aprovechaba cualquier momento para comer sin recelo ni resquemor. Y cuando terminaba, solo dejaba tras de sí las huellas de su sacrilegio.
Y yo, no era capaz de verla. Dónde estaba escondida? Por qué me hacía esto?
Por qué me había eligió a mí? Lo peor de todo eran las noches. Yo tenía la arcaica costumbre de dormir con una pequeña lamparita que tenía junto a la cama, siempre encendida. Y ella aprovechaba mi sueño para dentellear, herir y lesionar cualquier parte de mi cuerpo.
La última noche…. La ví. Y tomé la decisión de matarla… al instante.
Ella se apoyó sobre una de las paredes de mi dormitorio, junto a la puerta.
Fue fácil, solo tuve que coger del suelo una mis zapatillas, mirarla fijamente… y zás, un golpe acertado y diestro… y murió
La fuerza del impacto impidió que cayera al suelo. Quedó estampanada en la pared, donde decicí dejarla hasta el día siguiente. Volví a echarme en la cama pensado en que, deshacerme de su cadáver y limpiar sus restos… no me llevaría mucho tiempo. Ya estaba sola y podia dormir y vivir tranquila.
Dakota
Tu relato me recuerda a una vampiresa que rodó mi cuello en algún tiempo de mi vida. Me succionaba las médulas del pensamiento hasta que la desalojé de mi vida en un acto tan heroico como el de tu relato que me suena a drama con humor… para enfrentarse al destino propio con la conciencia de que siempre hay que eliminar “algo” para ser profundamente libre. Me entretienen mucho tus relatos y me hacen sentir que la vida desborda siempre a la imaginación y que la imaginación es una parte concéntrica llena de vida. Un beso.
Diesel, me encatan tus comentarios 😉 y sobre todo cuando me dices que te suena a drama con humor… pues ese era el objetivo principal.
Estoy ocupada imprimiendo tus textos…. Un beso