Hace ya casi dos años que no tengo nada que hacer, dos meses atrás me metieron un tubo por la nariz, que no se para que sirve, cada vez que el médico me pregunta; ¿que hay de nuevo señora ana?, no se que contestarle por que creo que hasta el dolor, es ya cotidiano en mi.
Me arrastran hasta las puertas principales del hospital y orientan mi silla hacia la calle, veo pasar gente durante horas, me pregunto cuando veo a alguien con prisa que si se dará cuenta que no se llega tarde a ningún sitio, que todo llega. A veces abrazo mi almohada, no se porque lo hago pero me alivia abrazar algo. Sin darme cuenta me arrastran hasta mi habitación compartida y me meten en la cama con rapidez, porque ha acabado el turno de la enfermera correspondiente. Y así día tras día, mes tras mes.
Ya no me queda mucho tiempo, por lo menos eso creo, yo misma me asombro de cómo mi mente aun funciona, aunque a veces se me va no se donde y luego decide volver un rato más.
Tengo 99 años y nunca pensé que iba ha llegar tan lejos, en realidad nunca pensé en la vejes, ni en la muerte, hasta ahora.
Nadie viene ya, ha verme, antes venia algún que otro amigo, pero ahora no. No se si han muerto o quizás ya no pueden moverse como yo. Pero eso me entristece muchísimo porque siempre he sabido donde andaban todos. Un día pensé que no sobreviviría a la muerte de mi marido, pero ya lo creo que sobreviví, nada más y nada menos que 30 años. Pero de eso no quiero recordar nada.
Pero el otro día, algo nuevo me hizo hacer sentir mejor, cuando miraba a la calle, se cerraron mis ojos, y de repente me encontraba de pie, sin la bata blanca que llevaba diariamente desde hace años, podía caminar y moverme con agilidad. Así que camine hasta colocarme justo enfrente de un espejo, pude verme mucho más joven, estaba como a la edad que más me gustaba mi aspecto, justo cuando era más feliz en mi vida, y llevaba ese vestido que tanto me encantaba. Mi corazón se agitó tanto que me desperté bruscamente en la silla de ruedas.
En mi siguiente cita con el doctor intente contarle mi sueño, pero apenas podía emitir gorgoteos con ese maldito tubo en la garganta y el médico lo único que me dijo es que evitara alterarme y que tenía mejor el azúcar como si eso me importara ya.
Ya tenía ganas de soñar de nuevo haber que ocurría esta vez, me sacaron al patio a ese donde nos llevan a todos unas horas al día, esta vez estaba ansiosa, y por eso tarde mucho más en dormirme, pero lo logré. Hay estaba de nuevo con mi pelo oscuro y fuerte, en esta ocasión no estaba sola era la cara de mi hermana, hace tiempo que murió pero hay estaba espléndida, guapa. No desaproveche la ocasión:
-hola María, (ahora si podía hablar sin problemas de ningún tipo, ni por el tubo ni complejos ni miedos que antes me hacían callar).
-hola ana estas estupenda, me alegra volverte ha ver.
-Maria nunca te lo dije pero, quiero que sepas que todo esos años que estuvimos enfadadas me pesan tanto ahora que…
-Eso no importa ya Ana, nunca hablamos como autenticas hermanas, pero siempre te quise como tal, quiero que eso te quede claro ahora, y por favor olvida todo lo que te hace daño.
De nuevo mi corazón empezó a galopar despertándome súbitamente en aquel triste patio donde solía llorar a solas.
En este sueño podía oler, oír como si de verdad estuviera allí. Sentía que aquellas palabras las decía mi querida hermana, que yo no me las inventaba, y eso me daba una inmensa paz interior.
Pues si de nuevo tenía algo que hacer, soñar era lo único que podía hacer ahora.
De nuevo sueño, aparece ante mi una casa, es la cosa más bonita que he visto nunca, con un blanco impoluto, unas enredaderas que suben por una de sus esquinas. Está rodeadas de árboles, un castaño un naranjo y otros. No es la primera vez que la veo es la casa que siempre quise tener, ya la había imaginado antes pero nunca hice nada por conseguirla
Despierto nuevamente, quizás lo que me esta pasando es eso que dicen que pasa en un minuto tu vida por delante antes de morir, pero, quizás como mi mente es mucho más lenta, venga así, por capítulos.
No me gusta despertarme, y ver en que estado me encuentro, apenas reconozco mis manos, mis piernas, que ya no funcionan.
Soñé multitud de veces más, siempre con cosas que nunca hice pero que debí hacer.
A lo mejor la vida me esta tratando de decir algo, pero ya es tarde para mi.
Me gustaría que este pensamiento llegara a alguien, que saliera de mi mente y volara hasta muchas personas, quizás a ti que vas en el autobús o a ti que pasas delante de mí.
Estoy muy cansada, me abandono al sueño, esta vez están todas las personas que me quisieron, ya no me duele nada, estoy muy a gusto, creo que esta vez no vuelvo, me quedo aquí.