Si la revolución suena a desajuste, ¿a qué suena la pasividad y la calma?
¿A qué nos referimos cuando hablamos de conciencia, de inconsciencia, de credibilidad o de astucia? ¿Qué significa la locura?
Si los límites no siempre actúan como límites y el contexto en que vivimos no es mas que un aislante de nosotros mismos.
No quiero interpretaciones confusas, aunque se trata del libre albedrío, hablo de la revolución a nivel personal, partiendo de algo tan ínfimo como nuestro propio germen o semilla, que luego se convierte en algo mas y mas grande y complejo.
Hablo desde un mundo interno solamente mío, desde una perspectiva individual que no deja de ser colectiva, porque el sentido de pertenencia está presente vacilando entre mi ser y mi memoria.
Entonces descubro un nuevo mundo.
Ando buscando en ese mundo el motivo que me trajo hasta aquí.
Y necesito ser yo, y a veces no puedo.
Es que los humanos estamos enfermos de razón.
Si pudiéramos librarnos por un instante del monstruo de la razón, estaríamos mas cercanos a la pureza del instinto, a los sentimientos acogidos de raíz, a lo que deseamos ser: nuestra verdadera aspiración como personas.
Es un intento de apertura, de emprender el vuelo que nos llevará a una ruta de encuentros y mayores satisfacciones, pero es necesario quitarnos las máscaras, desvanecer las apariencias, destruir los falsos tapices que ennegrecen nuestros rostros.
Sería un intento de vivir, tan solo un intento de vivir sin anclas.
Porque así no estamos vivos, así no.
Estamos inmersos en la vida de los demás, sin detenernos en nuestra propia vida; en lo que respecta a las normales sociales y convencionales, viviendo en aras de satisfacer los deseos ajenos, tratando de encajar en esos impunes gustos ajenos que no nos pertenecen ni nos compensan.
Tendríamos que preguntarnos qué somos en realidad, porque es muy probable que seamos nada.
Si la revolución emocional estallara en algún momento dentro nuestro, estaríamos aptos para decir: estoy vivo.
Es algo extraño quizá, pensar en una revolución sin mas armas que nuestra propia conciencia, sin mas jefe que nuestro juicio, sin mas terreno que nuestra mente, sin mas propósito que nuestro despegue hacia la intensidad del espasmo.
Pero creo que esta es la principal, es la madre de todas las revoluciones. La que empieza en uno mismo. La búsqueda hasta el cansancio de nosotros mismos, es el comienzo de un redescubrimiento de la raza, de una revaloración de la estirpe, que se inicia en el mas recóndito deseo de libertad, crecimiento y expansión.
2 comentarios sobre “La revolución interior”
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Chocamos con uno de los períodos de la historia más deshumanizados. Todo se mueve en términos de globalización y confundimos la porte por el todo. nos ha constado mucho tiempo alcanzar ciertos niveles de conquista de lo que es la mente y de cómo actúa el alma. hemos peleado por hallar la individuación como proceso eterno…Llegamos a una estancia donde la pasividad es reflejo de una calma chicha. Me asusta y me aterra. La libertad va perdiendo su sentido y adquiere valor ese dejar hacer…Tu reflexión es sentida, real y un reto. Un saludo.
Totalmente de acuerdo con tus ideas, Celeste… solamente quiero añadir algo: si la esencia de lo humano reside en el propio ser, la Razón nos enturbia el pensamiento. Y eso si que es una paradoja. Un besazo, Celeste.