Si elegimos sentirnos bien,
todos los días nos sobrarán motivos
para sentirnos bien;
si elegimos sentirnos mal,
todos los días nos sobrarán razones
para sentirnos mal.
¡ Pensémoslo !
Y tal vez descubramos
que lo importante y decisivo
no es lo que pasa fuera de uno
sino lo que hacemos que suceda
dentro de uno mismo,
y que no son los otros,
las cosas o los acontecimientos
los que nos hacen sentir mal,
sino nuestro modo de vivir frente a todo…