Allí estamos todos, no faltó nadie, hace ya tiempo que no entraba en esa iglesia y sigue impresionándome al igual que cuando era pequeño. Pues si, estaban todos ordenados en bancas, la familia que nunca tuve y la mía propia, rindiendo respetos a alguien que no nos lo tuvo nunca. Sentía algo de rencor, siempre lo sentía cuando estaba cerca en vida, y en estos últimos años, más bien sentía indiferencia superados algunos porqués de la infancia, supongo.
En fin llegue desde lejos, después de todo, es la madre de mi padre, pero que conste que ya no creo en dios desde hace tiempo y no suelo ir a misa.
Cuando vi a mi padre, entristecí de repente, no estoy acostumbrado a ver mi padre llorar, pero las lágrimas caían por su mejilla que tanto se parece a la mía, y que un infructuoso pañuelo blanco intentaba secar, mis ojos se humedecieron de repente, pero por poco tiempo.
En las misas de difuntos lo normal es que se hable de la persona en cuestión, para mi era una desconocida como la mayoría de la familia de mi padre, ellos lo decidieron de esa forma, y yo lo respeto aunque nunca lo entendí, ni lo entenderé, en fin los lazos cada vez son menos, algún día quizás se sientan aliviados del todo. Pues como iba diciendo, el párroco dijo:
– tuvo una larga vida, y dios se la da a quién se la merece.
Yo pensé que a veces eso es un castigo, de que le sirvió si no supo rectificar.
La vi de pequeño unas pocas veces, que me acercaron a su casa porque ella no piso la mía, aunque siempre recibí antipatía, (no fuese que le cogiera cariño), una fue en mi comunión y alguna boda de mis hermanos claro, para ella dar algo de dinero era más que suficiente.
En fin eso esta superado, ahora lo siento por mi padre, últimamente la visitaba mucho y me pedía que le acompañara, pero yo le decía que no, y él no lo entendía, una vez le dije que si el quería mucho a su madre, yo también quería a la mía. Es raro que le hablase de esa forma pero es que en ese tema él tuvo su culpa también; si mis padres no quisieran a mi pareja, mi reacción seria muy distinta, os lo aseguro, siempre se aprende algo, ¿no os parece?
Bien pues se acabo todo, sus hijos acompañan al féretro, y salen, me acerco a mi padre le doy dos besos y me dice:
– has podido venir
– si ,claro papa ¿como estas? (lo arrastran)
– Bien bien nos vemos en casa
Luego se acerca mi madre con un señor y me dice:
– Sergio es tu primo, ¿lo recuerdas?…
– Ah¡¡??¡¿ hola lo siento mucho, estaréis hecho polvo
– Si igual que vosotros ¿no?, no le respondí como debía por mi madre, pero ganas me entraron (ya que para ellos si fue una abuela.)
– Bueno si por mi padre más que nada.
Tu relato-reflexión me hace pensar en las tremendas paradojas familiares de la vida. Es oportuno, después de releerlo un par de veces, hacernos preguntas sobre la esencia de lo familiar y lo que hay más allá de cada aparente realidad; sobre todo sobre lo desconocido.
Eran otros tiempos Sergio, los sentimientos no afloraban tan facilmente. Más vale que nosotros hemos cambiado eso un poco. Parecía que les daba verguenza querer y demostrarlo. Un beso. Alaia
Hoy tengo la sensación de que vorem habla más de mi…, será lo bien que lo reflejas por ejemplo tu, en esta reflexión…, que habla tan claro…
un abrazo
Gracias
Si tienes razón, gracias, yo pienso lo mismo, ademas nunca me hizo realmente falta su cariño, pero a mis padres les hizo mucho daño
Gracias, es extraño como la vida de uno se parece tanto a la des los demás.