Aquella mañana, Lola Galdós, se levantó inquieta. Tenía que terminar un largo trabajo sobre el Tamaño de los Pies de los alumnos de su Centro Escolar y luego asistir a la clase diaria de piano con doña Gertrudis Galdós: la hermana de su padre.
Se miró al espejo. Un nuevo grano adornaba su cara. Lo aplastó con sus dedos, mientras escuchaba un lejano lamento del grano muerto. Se sintió una verdadera triunfadora.
Todo transcurrió dentro de la rutina diaria. Sólo le quedaba llegar al número 32 de la Calle de Santa Tecla, donde vivía la Insigne pianista: Gertrudis Galdós. Tocó. Escuchó una voz conocida. Subió en ascensor hasta el quinto piso: había llegado la hora fotal.
Se sentó frente al piano vertical. Abrió el libro de composiciones para piano y comenzó a tocar. Gertrudis la observaba. Tenía la mirada más fija de todo el reino musical. Su espalda recta, sus dedos largos y huesudos, sus rodillas juntitas, y aquel profundo sentido del orden…que tanto temor provocaba en Lola.
Transcurrieron cinco minutos. Una mosca extrañamente gorda se posó sobre la cabeza de Gertrudis. La mosca avanzaba lentamente hacia su nariz cuando…un inesperado ¡zas! Sorprendió a Lola. Se detuvo. Levantó sus manos del teclado. Giró la cabeza y vio, el cuerpo de su tía, maestra y pianista…tumbado sobre la alfombra. Se había dado un semejante manotazo, que…perdiendo el equilibrio fue a parar al suelo. Desde el techo, una risita suy cruel hizo que Lola levantara la vista. La Mosca sonreía desde su espacio protector. Gertrudis Galdós no volvió a dar clases de piano, ni a tocar el piano, ni siquiera… pudo levantarse.
Humor irónico y mucho de reflexión. Muy gracioso el texto, ameno y bien escrito. Gracias por haberme hecho pasar un buen rato. A mí tampoco me gustaría toparme con una Mosca así, con M mayúscula de Muerte instantánea y fin del desorden establecido. Porque el desorden establecido es siempre el final de todo ordenamiento frustrante.
Ojalá no me tope con moscas como esas en mi casa jaja. Me gusto el texto, está expuesto con esa sencilles que ayuda a reflejar el “profundo sentido del orden”. Saludos.
jajajajajajaja, qué miedo la señora Gertrudis, y qué triste su historia, jajaja, un abrazo