Está allí, él o ella dentro del seno materno comenzando a vivir desde el mismo momento de la concepción. Está allí pero de pronto comienza a gritar: !!QUE PECADO HE COMETIDO CONTRA VOSOTROS NACIENDO!!. Pero no escuchan. Los sanguinarios no escuchan. Las tenazas le persiguen y él o ella se refugia en la última cavidad del útero materno. No les sirve. Su propia madre está de acuerdo con el crimen. Y las tenazas agarran, estrujan, rompen, destrozan, parten, destruyen, eliminan… Y yo tomo el eco de su ya asesinada voz y la duplico para gritarles a su negra conciencia: !!!!QUE PECADO HABIA COMETIDO CONTRA VOSOTROS NACIENDO!!!!. Los criminales no tienen conciencia… pero la conciencia existe y es verdad que tarde o temprano van a sentir el tormento de la voz de los millones de asesinados reclamándoles la vida…