“Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había.
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida,
moro que en tal signo nace,
no debe decir mentira…”
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“Yo te agradezco, Abenámar,
aquesta tu cortesía.
¿Qué castillos son aquellos?.
Altos son y relucían…”
“El alhambra era, señor,
y la otra la Mezquita,
los otros los Alijares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas gana al día,
y el día que no los labra
otras tantas se perdía…
El otro es Generalife,
huerto que par no tenía;
el otro Torres Bermejas,
castillo de gran valía…”
“Si tú quisieras, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y a Sevilla”.
“Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda,
el moro que a mí me tiene
muy grande bien me quería”.
“NO ES NEGANDO LA BELLEZA COMO SE SUSTRAE
EL HOMBRE A SUS ENCANTOS; EL MÉRITO ESTÁ EN
RESISTIR RECONOCIÉNDOLA”.
(EPITECTO) (Máximas)
“ANTE LAS EVIDENCIAS BASTA Y SOBRA CON LAS MIRADAS”.
(DIESEL) (Vorem.Com)