Te dije una vez,
te repetí un día,
que la hoja vuela al aire
porque la guía.
Al aire, donde la voz quebrada evita
ser el canto de la hoja.
Te dije una vez,
te repetí un día,
que detrás de tu mirada
yo me escondía.
Y la luz guiaba ese paso de la hoja,
ese vuelo entre cortinas.
Te dije
y me repetiste…
que si la hoja era mía
señalara el árbol hermoso
de la que se cayó un día.