Isla de nuestro cuerpo,
envuelta en piel de mares,
déjame salir,
para nadar,
para envolverme en las aguas de fuera,
para ser sirena,
caballito de mar,
estrella y cielo
en la profunda mar.
Déjame salir y volver,
que si no vuelvo moriré,
pues mi isla,
ese trocito pequeño de
tu mundo,
es mi cuerpo.
¡Vaya, bonita metáfora! Me has recordado que toda forma de evasión en la que se inspira el hombre consisten en escuchar determinado tipo de música, en esconder de la realidad y del mundo, cosas así… siempre que pensaba en evadirme saliendo de mi cuerpo la idea se parecia demasiado a la muerte…
Supongo que lo tuyo es como un canto al Nirvana. Ojalá logres alcanzarlo, seguro lo logras. Y luego decide si volver o no a ti mismo…
Muchas gracias, compañero. Si, podría hablar del Nirvana. Consigo salir de mi cuerpo con una calmada música, con un aroma o con cualquier pensamiento que me aparte de la realidad. Efectivamente, la idea de salir se parece demasiado a la muerte. Mientras tanto, imaginaré al Nirvana caprichosamente.
¡Un beso!.
!Bonito, NASIA!. El cuerpo convertido en todo un pedazo de mundo y transfigurado en metáforas marinas. !Me gustó, NASIA!.