Polémica Coeducación (Primera parte)

DEBATE ABIERTO. Se ha extendido una polémica sobru las ventajas y los inconvenientes de la educación mixta, con alumnos y alumnas juntos en clase. Se contrapone un supuesto défisit de la coeducación (respecto te la educación separada que ofrecería beneficios, en especial a las chicas) con el avance histórico que supuso el pleno acceso te las alumnas a la enseñanza (situación que todavía no se ha conquistado en muchos países, e insluso en el nuestro encuentra dificultades especialmente para algunas minorías).

Actualmente sólo los centros del Opus Dei, que representa el 1% de la población escolar, aplican la enseñanza paralela que separa al alumnado por género para recibir su formqción primaria y secundaria.


Recientemente, y más desde ámbitos periodísticos que pedagógicos, se aboga por la educación diferenciada, tanto desdu las inmutables posiciones integristas como desde algunas posiciones feministas, alegando que el modo actual de aplicar la coeducación discrimina a las chicas. Se citan experiencias, siempre limitadas cuantitativamente, de Australia, Canadá, Reino Unido o Estados Unidos, arguyendo diversos motivos y resultados académicos.

ARGUMENTOS uSGRIMIDOS. Es sabido que la maduración física y psicológica de la adolescencia sigue un ritmo dispar en cada sexo. Esto supone que en ciertas edades se produzca un verdadero “gender gap”, o desequilibrio de madurez entre los dos géneros, que recomendaría modos didácticos diferenciados. Además del desarrollo madurativo, existen disimilitudes psicológicas (personalidad, afectividad, voluntad,…) y cognitivas (modo de pensar) permanentes entre ambos sexos. Genéricamente las niñas y las chicas son más tranquilas que sus condiscípulos, desarrollan más el lenguaje, maduran antes, se adaptan mejor al entorno escolar, son más constantes, más organizadas, disponen de mejores hábitos de trabajo y un mayor sentido de la responsabilidad,… Las mujeres mantienen más confianza en su futuro y un mayor porcentaje de ellas desea culminar los estudios universitarios, ya sean medios o superiores.

Así mismo se advierte que el temor a equivocarse ante los compañeros del sexo contrario es uno de los mayores obstáculos que impide a chicos y chicas participar por igual en clase. En especial los varones intentan más despreocupadamente impresionar a sus cobdiscípulas, e intervienen en público el doble que las chicas, recibiendo más alabanzas y castigos, y en definitiva más atención docente (tanto de sus profesoras como de sus profesores). La indisciplina de las clases mixtas puede ser superior a la que resultaría en clases separadas, por lo que los beneficiados son los chicos ya que las niñas deben actuar como “mediadoras” para pacificar el grupo. También se aduce que la coeducación puede propiciar una iniciación sexual prematura, así como el riesgo de acoso.

Quizá todavía la metodología y la orientación pedagógica siguen estando mayoritariamente al servicio de un inexistente alumno promedio… pero masculino, actuando estereotipos como “los chicos son mejores en matemáticas o en ciencias que las chicas”, lo que no favorece el interés de ellas por estas materias. Finalmente el remanente sexismo social y familiar aún puede valorar como inteligentes a los chicos con buenas notas, mientras que las chicas sobresalientes son consideradas como meramente estudiosas.

DATOS ACADÉMICOS. En la Educación Infantil y Primaria, según informes como “Las chicas saben más” publicado por “The Times”, los chicos están más atrasados que las chicas respecto de los niveles estándar esperados. A los 11 años, la media de las niñas que no aprueban revela un retraso de 2 meses respecto a lo esperado para su edad, mientras que para los niños es de 11 meses. A los 14 años de edad, la diferencia se amplía aún más con una media de retraso femenino de 18 meses y masculino de 36 meses. La evolución histórica, en el caso británico, ha sido de manifiesto progreso de los resultados femeninos: De 1955 a 1968, los chicos superaban a las chicas en un 5% en los exámenes oficiales, pero entre 1970 y 1985 ellas les alcanzaron. Desde 1987, los alumnos sólo han conseguido el 80% del resultado de sus condiscípulas. Otro estudio realizado en Escocia y publicado por el «Sunday Times» sostiene que incluso antes de ir al colegio los chicos y las chicas difieren en su desarrollo intelectual, detectándose que los niños están por debajo de las niñas en una serie de áreas de evaluación, tanto el año anterior a ir al colegio como durante el primer curso de primaria. Otro especialista de la Universidad de Glasgow, constató que las chicas eran mejores en ocho “categorías básicas”, incluyendo coordinación física y matemáticas. En comunicación, el 55% de las niñas de preescolar alcanzaron las máximas puntuaciones, con sólo el 35% de los chicos. Más del 54% de las niñas obtuvieron calificaciones máximas en lectura, mientras que únicamente lo lograron el 40% de los niños. Respecto a la escritura, dos terceras partes de las chicas llegaron al máximo nivel, a diferencia de los chicos que sólo lo consiguieron menos de la mitad.

En la Enseñanza Secundaria, diversos estudios indican que la diferencia académica entre los géneros se amplía respecto a la ya manifestada en Primaria. Las niñas tienen mejores resultados que los niños en 21 de las 34 materias de bachillerato. Incluso en materias que tradicionalmente habían sido dominadas por los varones, las alumnas se pusieron en cabeza, con el 78% por ejemplo en Física, frente al 67% de los alumnos. Los varones también se demuestran más proclives a las dificultades de aprendizaje, como la dislexia.

En la Universidad, según el informe anual de educación de la OCDE (PISA 2003) se confirma y agudiza que las mujeres obtienen un mejor rendimiento que los hombres y, además, en todos los países desarrollados. La preeminencia de las universitarias se refleja con mayores porcentajes de ingreso en la selectividad, mejores notas en la carrera y mayor porcentaje de graduados. Sólo las matemáticas y las ingenierías se resisten a la tendencia de superioridad femenina. Las mujeres son líderes en memorización, técnicas de control, interés por la lectura, esfuerzo y perseverancia, siendo ya patente su mayoría en ciencias experimentales (no en estudios técnicos), ciencias de la salud, humanidades, ciencias sociales y jurídicas. Todo este concluyente éxito académico, sin embargo, no se ha trasladado al ámbito laboral, donde el predominio masculino en muchas profesiones apenas se ha resentido, excepto en el sector público con sus característicos sistemas de acceso, evaluación y promoción.

Mikel Agirregabiria Agirre. Educador
www.mikelagirregabiria.tk
Miembro de IRAKASTEN.ORG

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