No han sido vanos los esfuerzos que hice por recordar; en algún lugar de mi cabeza tengo amontonados tus recuerdos entre telarañas mentales. El noble refugio que me brindaste dió a mi ser fortaleza interna aún cuando la muralla exterior se supiera derribada.
Siempre fuiste extraña. Árida y seca unas veces, fría y húmeda otras tantas. Los vientos que sobre tí soplaban, vientos del Norte de fuerza desmedida, agitaban la hierba escasa. Entre cardos y matorrales, arbustos y roca volcánica los caminos que serpeaban, me llevaron tantas veces a mi destino, siempre nuevo, siempre incursionando en nuevos dominios. Tierra mía, tierra campesina a la que nunca dí semilla, tierra noble que en cada pliegue, en cada elevación del terreno hacía verme inalcanzable a las criaturas que habitaban el valle, allá tan abajo,tan lejos de mí. El cielo que rozaba mi cara y las nubes que humedecieron mi cabello me dieron alas para volar ahí, en las alturas; donde me atreví a soñar muy cerca de Dios y las estrellas.
Un comentario sobre “Nostalgia por el terruño”
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Siempre el terruño nos hace rememorar lo que de alma profunda poseemos dentro de nuestros espíritus. Me gustó este breve texto de tu diario sentimental y a la vez profundamente expresivo.