Nostalgia por el terruño

No han sido vanos los esfuerzos que hice por recordar; en algún lugar de mi cabeza tengo amontonados tus recuerdos entre telarañas mentales. El noble refugio que me brindaste dió a mi ser fortaleza interna aún cuando la muralla exterior se supiera derribada.
Siempre fuiste extraña. Árida y seca unas veces, fría y húmeda otras tantas. Los vientos que sobre tí soplaban, vientos del Norte de fuerza desmedida, agitaban la hierba escasa. Entre cardos y matorrales, arbustos y roca volcánica los caminos que serpeaban, me llevaron tantas veces a mi destino, siempre nuevo, siempre incursionando en nuevos dominios. Tierra mía, tierra campesina a la que nunca dí semilla, tierra noble que en cada pliegue, en cada elevación del terreno hacía verme inalcanzable a las criaturas que habitaban el valle, allá tan abajo,tan lejos de mí. El cielo que rozaba mi cara y las nubes que humedecieron mi cabello me dieron alas para volar ahí, en las alturas; donde me atreví a soñar muy cerca de Dios y las estrellas.

Un comentario sobre “Nostalgia por el terruño”

  1. Siempre el terruño nos hace rememorar lo que de alma profunda poseemos dentro de nuestros espíritus. Me gustó este breve texto de tu diario sentimental y a la vez profundamente expresivo.

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