Antípodas en la i griega,
Contorsionistas de las palabras,
Emboscada de sentimientos,
Y cabezas como vigas inquebrantables.
Dejemos de encender cerillas con gases de albañal,
Ni nos culpemos por un crimen no cometido.
Busca a la hija que está dentro de ti,
Aunque dudes de mí, Teseo o Minotauro.
Conquista el resultado final y el arca de Noe.
Ahora estoy tranquilo,
Ya no espero nada.
Siempre fuimos por el mal camino.
Bajo los cabellos de las algas,
Mi barco va sin destino.
Un comentario sobre “Amé a la madre de Ariadna”
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Reminiscencias míticas para reflexionar sobre tu barco sin destino.
Muy bien expresados esos sentimientos a la deriba. (Eso es lo que me transmitió a mi el poema)