Poema “Parad todos los relojes” de Auden, aparecido en la película “Cuatro bodas y un funeral”.
“Parad todos los relojes y desconectad el teléfono,
dadle un jugoso hueso al perro para que no ladre,
haced callar los pianos, y con tambores enfundados,
sacad el ataúd, que vengan las plañideras.
Que los aviones giren en lo alto, gimiendo y
garabateando en el cielo el mensaje Él Ha Muerto,
poned lazos de crespón en el cuello de las palomas callejeras,
que los agentes de tráfico lleven guantes negros de algodón.
Él era mi norte y mi sur, mi este y mi oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
mi mediodía y mi medianoche, mi charla y mi canción.
Pensé que el amor sería eterno; estaba equivocado.
Ya no hacen falta estrellas: quitadlas todas,
guardad la luna y desmontad el sol,
tirad el mar por el desagüe y podad los bosques,
porque ya nunca puede venir nada bueno.”
Espero que os interese como a mí, aún cuando pierda mucho con la traducción.
Es muy bonito. Me recuerda a una canción de Shakira, quizá una canción no muy profunda pero que se parece mucho en su idea.
Que se arruinen los canales de noticias
Con lo mucho que odio la televisión.
Que se vuelvan anticuadas las sonrisas
Que se extingan todas las puestas de sol.
Que se supriman las doctrinas y deberes
que se terminen las películas de acción.
Que se destruyan en el mundo los placeres
y que se escriba hoy una última canción.
Pero que me quedes tú, me quede tu abrazo
y el beso que inventas cada día
y que me quede aquí, después del ocaso
para siempre tu melancolía.
Porque yo, yo si, si que dependo de ti
Si me quedas tú, me queda la vida.
El poema que enseñas pide silencio y que se desmontén las cosas bonitas. Da un poco la idea de una función de teatro. Como mandar a callar los aplausos y cerrar el telón ante la mirada atónita de todos los presentes. Es esa resignación un poco a la vida la que me recordó a esa canción que he puesto. Más simple, si, pero las ideas junto a la música hacen brillar en ocasiones las letras. Un saludo!
Y bueno estaba pensado que ya que te puse un símil conozco también una poesía algo contraria a esa. Es de Juan Ramón Jimenez, esta sí es muy profunda y más que resignarse a la vida se empuja un poco a intentar encontrar de nuevo la felicidad tras la perdida.
Cuando esta madrugada
abran las campanillas granas
a la luna dorada,
tú nos estarás ya en casa,
sombra desnuda y blanca.
– Estarás noblemente
sosegada y risueña entre
la novedad alegre,
contenta de tu suerte
que te hace indiferente,
tras la vida, la muerte.-
Se irá encendiendo el día
con una luz tristísima ;
lea brisa verde y fría
llenará, como un agua descendida,
la azotea vacía.
-…¡Y habrá que levantarse,
y habrá que hacer ¡de prisa ! las cosas matinales,
y habrá que ver y oir por todas partes
los gritos, las carreras, los alardes,
– ¡sol en la pobre carne con su sangre !-,
las deshumbradas fealdades acres !-
Auden: otro tiempo, otra niebla, otro espejo… Si nos relacionamos enteramente como seres humanos de “naturaleza sin frontera” estaremos siempre admirando a los tañedores de la luna como era este Wystan Hugh Auden. Auden poseía una enorme capacidad de análisi psicológico en su literatura cuando contaba verdades en sí mismas… Gracias, Carlota.