Palabras como fe, creencia o dios, nos son necesarias en una reflexión abierta y actual. el vacío existencial ha quedado superado por un “agujero negro que se ha tragado la historia del pasado y del presente”, y el profundo encuentro con nuestro sentido trascendente en lo vital, se desmorona. Creer en un dios es un juego artificial que proyecta la iagen de un deseo, pero no trasdente, sino de naturaleza afectiva. No cabe razonar entre las leyes taxativas de una roma Imperial con cardenales jugando a fútbol y un obispo que toca el piano. Su dios satisface su ego, a pesar de ser su creación más prodigiosa.
La mistika, lo misterioso, la larga búsqueda…sopn términos que nos confrontan con nuestra necesidad de hallar el sentido real de nuestra fe.
Dios puede quedar a un lado, pero no así, la naturaleza delamor o la profundidad de la generosidad. Todos los actos humanos que han alcanzado la natauraleza de emociones, tienen una misma raiz y nos provocan en nuestro espacio interior. Creo en la necesidad de hallar la palabra como soporte de vida, como poética del lenguaje que nos llena de prufundo sentido. Y ahí, tras cualquier instante, la libertad denomina dios, o presencia, a inspiración…hasta el más leve soplo de brisa. Y de este modo alimentamos la búsqueda, el sentido, loq ue no puede quedar eternamente vacìo, porque la vida nos lo reclama. Lejos de todo dios inexistente, está el soporte esencial que la mente humana genera por una necesidad histórica. Trascendemos por hecho de morir y perpetuamos nuestra presencia, no en el acto milagroso de la resurección medieval, sino en el reconocimiento colectivo de que fuimos y, por lo tanto, ahora somos esencia del recuerdo.
2 comentarios sobre “Vaciedad, ausencia y prejuicio”
Deja una respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Fe, creencias, dios… palabras mayores para un comentario fácil.
Hablas de vaciedad, ausencia y prejuicio… vacio existencial, agujero negro, desmoronamiento del sentido transcendente de la vida.
“Dios ha muerto” decía Nietzsche. No sé exactamente en que sentido lo diría, pero yo siento que está época de acervado consumismo hemos matado “la fé de mis mayores”, los valores, la ingenuidad, el “ama a tu prójimo como a ti mismo” (En ciertos momentos terribles veo que se mata al prójimo con una deshumanización pasmosa. Los hombres no son hombres, son objetos y la vida no tiene valor).
Echo en falta a Dios y busco, no necesariamente al “Dios” bíblico y con mayúsculas, sino esa fé de mis mayores, los valores o el sentido de la vida o las respuestas a las preguntas, no en una Iglesia, sino en todas partes, en las pequeñas cosas, en los afectos( quizás tengas razón, Dios es una necesidad afectiva).
Tu dices que usas la palabra como sentido de la vida, o buscas el sentido de la vida en la palabra…
En fin, no sé si es como cantaba el Lebrijano:
Unos le rezan a Allah
Otros le rezan a Dios
y otros se quedan callaos
que es su forma de rezar.
En fin,otra vez digo, no soy especialmente religioso, pero me gusta “la búsqueda” y “la duda”…Quien busca, encuentra, quien duda, tiene respuestas.
Comparto, prácticamente punto por punto, lo que dice Only.
Pero en estos grandes temas no hay una verdad absoluta (¿y en qué otros lo hay?), por lo cual uno moldea su credo con las verdades o semi-verdades en que confía. A mí me vale, porque no echo la culpa a nada ni a nadie, ni divino ni humano, de mis carencias y sigo buscando, como hace ya tanto tiempo. Y suelo encontrar.