Entre el desatino
del vestigio sin
continuar, de
las redes musicales
de una sonrisa
bestial,
naufragaba el
llanto de alegria,
colmado de desamparo,
de dulce soslayo existencial.
Doce horas partidas por la mitad.
Doce saberes escindidos.
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Doce mitades de horas más doce saberes escindidos dan un total de veinticuatro profundas reflexiones líricas. Entre esas veinticuatro puedo yo entrever, por ejemplo, un vestigio de redes musicales lanzado al viento del mediodía, una sonrisa enorme que naufraga en medio de la alegría de la tarde, un desamparo existencial nocturno que se sabe soslayo de las claridades, un llanto naufragado que se separa del saber, unas horas mitad alegría mitad tristeza que ennoblecen el alma, un conjunto de verdades mistéricas adornadas de sentimiento… y así podría seguir pensando hasta deswcubrir tus veinticuatro mitades que unidas en sí mismas te dan la caraterística de mujer humana con criterio personal aflorando las doce complementariedades lumínicas con las otras doce nocturnales. Un beso.
Tus doce horas partidas me saben a angustia, siento que son instantes que no sueltas facilmente, gracias por compartirlos. Saludos 🙂