¡Eh, tú! ¿Qué tal va por la ciudad?
Tirando largo el hilo del cometa y caminando
Sobre los mismos pasos del poeta.
Entierra ya hoy, en arenas penetrantes, tu maldad…
Deja de perseguir las corrientes pasajeras, escapa,
Huye por las interminables escaleras hacia las alturas.
Por los huecos más recónditos de cerraduras abiertas.
En las puertas de llaves con ojos de misterio, atrás queda
La celda, fuera del adentro. Caen gotas, escuchas las
Primeras voces del miedo, te refugias en tus viejas botas.
Vives como en jaula de oro, no existe mapa del tesoro.
El silencio es la cordura, la búsqueda la locura, y el encuentro,
Un beso entre el vacío y el espacio en el tiempo.
La fragancia sedosa, pasea y el aire se lleva las plumas del alma
Que no cuajan en tu interior.
La inquietante esencia de un perfume mental,
detergente para el lavado cerebral.
La vieja ilusión de infancia, rememora la abuela su siglo,
Parado en el límite de la primera época de mejillas rosadas.
Pisa la luz, enciende el paso, grita en el oído su sordera.
La anciana de ojos grandes, iris de color canoso, antaño hermosos,
Hoy desteñidos por la ceguera.
Rubio, amarillo…blanco…su cabello recogido, en un metamorfósico
Sombrero de paja, con flores marchitas y un revuelo de olvidos.
La madre de las madres cumple arrugas, en sus pigmentadas pieles.
-Agosto 1996-
Un comentario sobre “Fuera del interno exterior del adentro”
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Esta poesía tuya me ha provocado dos sentimientos dispares: por un lado me ha hecho sentir bien, por el otro me ha afligido mucho. No me he parado todavía a analizar el porqué. La comento nada más leerla.
Enhorabuena, creo que merece mucho la pena, sobre todo porque ya tiene la respetable edad de once años.
Un saludo.