Cuna de seda
comprada por encargue,
jazmines,
manos de terciopelo
y cajones de costura.
Juguetes rosados,
vestido de tul,
conciencia victoriana, tímidos
ojos de enamorada,
azules y transparentes.
Perfume y costumbres importadas,
flores en la mesa,
carruaje en la entrada,
nanas y pasteles,
primavera y sumisión.
Libros y novelas,
pluma prohibida: carta sin dirección.
Cestos y manteles,
lunas recortadas,
cama sin pecado,
ojos sin visión.
Salón y chimenea,
sala de lectura,
prudente silencio,
bucles de algodón.
Paso sosegado, espera
hasta la unión.
Realidad de muñeca,
casita de ángeles,
noche sin alarma,
lluvia sin aluvión.
Soñadora triste,
pequeña decorada,
belleza adorada del
orgullo paternal.
Misa a la mañana,
perfume tibio y pañuelo
bordado;
zapatos de estación.
Inocente y lozana, promesa
de la iglesia,
fiel y apaciguada,
única deidad.
Amable y educada,
perfecta y controlada,
destacada con el piano,
temerosa en el amor.
Dorada y cenicienta,
lóbrega de corazón,
inconclusa en los mitos,
agitada por error.
Purísima como irreal,
contorno transparente,
con sueños manchados
una noche despertó;
huyó bajo la luna, asaltada
por los besos, misterioso
choque de una película feroz.
Allá en el mundo conoció el puñal
que la llevó a la vida y luego
suspendió.
Amable y educada,
perfecta y controlada,
desapareció.
Muñeca.
!Qué linda tu expresiva liberación femenina, Celeste!. La muñeca realizó el esfuerzo y todo fue un desaparecer y aparecer continuo. !Me encantó!.
Interesante rebelión de una muñeca destinada a la sumisión.