Se lo dijeron y adquirió el compromiso de alcanzar todas las reglas, todas las premisas. Significaba ser diferente, alcanzar la distancia entre los obejetos y ese algo señalado y diferente. Sobre sus manos, el libro lo describía todo. ¿Por qué no alcanzar la plenitud en la Belleza?. Regresó, una vez más, a la soledad de su espejo decorado, y mirándose descubrió que todo estaba allí reflejado, que sus rasgos se correspondian con los descritos, que su palidez incluía una cierta semejanza con lo inexistente.
Y fue así como encontró su sueño. Se adueñó de la posibilidad y alcanzó el todo, la plenitud.