Las olas me hacen evocar
aquélla infancia feliz perdida
dichosamente vivída
junto a tí.
La sal me invoca
matices blancos y puros
de la pubertad virgen
ya pasada.
La arena me recuerda
el constante paso del tiempo,
donde de los comunicados vasos,
queda siempre uno vacio.
La brisa me trae el olor
de las colonias infantiles y,
el aroma de tierra mojada,
y recien cortada hierbaluisa.
El sol menciona la claridad
de los largos y alegres
dias del verano jugando,
en la calle hasta las tantas.
Y el silencio….
El silencio rememora
la desdicha de tu pérdida
y alude a tu muerte inesperada
querido, inolvidado hermano
Todos tenemos un pedazito de mar, una orilla alejada de la voz racional en donde el silencio flota a modo de recuerdo sobre la sal.
Un abrazote.
Me gustó mucho tu poema.