Te recomiendo que empieces a leer esto por el final ya que de ese modo podrás ahorrarte la impronta de palabras vomitadas durante el trayecto, el papel blanco o lo blanco que va quedando del papel antes que un golpe de tinta lo ensucie o lo entibie. Resulta extraño ahora, quizás el matiz que perfuma o atraviesa la distancia en la noche devuelva un tinte claroscuro a lo que queda de mi intimidad engarzada en otra geografía o topografía lunar con estrellas. Resultó extraño porque nada pude hacer yo frente a la circunstancia tal en que dos ojos empañaban la imagen que quedaba lluviosa aún y estremecida por los ecos diferidos de la frecuencia aquella no compartida, frecuencia no frecuente que empañaba dos ojos flotando casi suspendidos en el aire como si fueran una entidad independiente al cuerpo de donde salieron ¿salieron?
Un poco por encima del par de cocodrilos que andaban sigilosos esperando la presa, la soga bajó hasta el pantano y ahí estaba otra vez el eco y la extraña geografía transgiversando la universalidad del relato. Resultó extraño tal vez entender cual era el significado de la sumatoria de palabras que iban y venían como febriles flechas puntiagudas, palabras que atravesaban el desierto y recorrían la ciudad, flechas que se clavaban justo allí, donde no deberían. Entonces otra vez a madrugar, otra vez los pasos en la vereda y los cajones a medio abrir por si olvidabas guardar algo que no debiste recordar. Y así vas dejando por la mitad todo lo que no logra completarse, y así los cajones se cierran y se abren como si fuera el mismo acto con la misma intención con el mismo fin e igual cometido. Y la soledad se quedó frente tuyo, sí, con dulce mirada condescendiente, la otra intentaba dormirse, sola, claro, con lo que quedaba de Final del juego sobre la almohada, solo migajas, lo releía. No hacía frío pero sintió la proximidad del hielo en sus manos, en sus pies y poco a poco en todo su cuerpo. Justo ese día en el que todos andaban por ahí, ella recorría las líneas de una sombra, falsa figura final; y lámpara en el piso, cajas en el piso, manos el en piso, medias y libros cuadernos con espiral, vasos y ceniceros, dulces lágrimas en el piso y canciones, confeccionaban a la perfección una imagen casi surrealista. Ni siquiera la noche le quitaría sus lugares de pertenencia, el aforismo que ya era sujeto, el triste esmalte carcomido por la tristeza de ser sin pertenecer, tan triste. Que laberinto. Mientras se empeñaba en encontrar la parte buena de aquel despilfarro de cadáveres sedientos y moribundos como esqueléticos gatos envenenados, aprovechaba del anonimato porque aquella era única e inexistente. Y acá no se salva nadie. Y la aventura de encontrar un aliado había vivido en su increíble desván psíquico, polvoriento y amarillo, sin juguetes ni papeles de colores. La soledad pasó la noche a su lado, y solo cuando un rayo de luz insolente quiso despertarla, se alejó sin apuro, sin decir nada.. �mirando hacia el río con sus ojos grises-
2 comentarios sobre “Ubicaciones”
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no me gusto mucho, se me hizo muy largo.. pero admiro tu gran capacidad para escribir, definitivamente tienes un don! y lo estas aprovechando al maximo! de verdad eres muy buena! sigue asi Celeste! pronto estaras en las librerias, por lo menos ese es mi deseo!
Cuidate.
Esperanza.
Filosofía de la seriedad en tu texto, amiga Celeste. muy buena la profundidad de tu literatura. La aventura de la luz insolente se hace translúcida y el entramado de tu texto se anuda con la propia expresión de las existencias paralelas. Me dejas pensativo y releyendo el texto varias veces más. Un besote.