El grillo cojito

Era un verano muy caluroso, el mas caluroso de las ultimas décadas, afirmaban los ancianos del lugar.
Gotas de sudor espeso resbalaban por la frente del viejo leñador, popularmente conocido por Tarzan, en este momento estaba atareado limpiando de malas hierbas, su famoso huerto. El mas frondoso y particular, del concejo de Cerdido, y aledaños, hasta al mismísimo Ferrol llegaba la fama de Tarzan y Delma Moseiros Morrazo. Su esposa
Famosa gallega de macizo cuerpo, curtidas manos y colorada faz.

Como no tenia hijos, Tarzan se ocupaba con pasión ayudando a su congénere a cuidar de sus tomates, repollos, berzas, pepinos y demás hortalizas, esto era preferible a las bromas que tenia que sufrir en la taberna por lo que les voy a referir.
Delma decían las malas lenguas que descendía de meigas de magia negra (que haberlas ahílas según dice la superstición popular).
Toda esta fama sin precedentes las provocaban dos acontecimientos increíbles que tenían a conocidos y extraños con la boca abierta.
Por un lado los enormes pepinos, que Delma sin ningún pudor mostraba continuamente y no solo en ferias y concursos de hortalizas los cuales ganaba con facilidad.
Sin pensar en el que dirán, “hecho que le reprochaba su marido por el cachondeito que tenian a su costa”.
La valiente Delma paseaba su mas valiosa joya. un enorme pepino, el mas grande nunca visto, provocaba pudor en las almas puras del lugar.
lo llevaba siempre sin recato, presumiendo. Incluso cuando iba al Ferrol a tratarse las hemorroides.
Gesto este, Para disfrute y algarabía de todo viandante que encontrara a su paso.
pero lo de los pepinos no tiene merito comparado con el asombroso don de su mascota pepito, su grillo cojito, que al igual que su pepino preferido también mostraba llevándolo en una pequeña jaula de colorines, fabricada por Tarzan a su grillo cantarín, y esto no tendría la mayor trascendencia si no fuera porque este grillo con su cric cric,era capaz de entonar con acierto en himno gallego enterito.,

Esta extraña facultad, estudiada en mas de una ocasión por eminentes profesionales, catedráticos muchos de ellos de universidades de todos los rincones del globo.
Según contaba la dueña; a todo aquel que quisiera escucharla, esta habilidad, se la había enseñado ella, desde chiquitín con paciencia esmero y mucho amor a su pepito.
Sin embargo las malas lenguas se preguntaban porque le faltaba una patita al pobre.
Lo cierto es que cuando Delma recibía el premio de turno por sus turbadores pepinos. Sacaba la jaulita de su joya cantarina y el público con increíble solemnidad se cuadraban y despojaban de gorras y pañuelos, para con el brazo en alto y porte marcial, escuchar con atención, la perfecta perogrillata de su himno Galego cantado por el formidable pepito.
Al final todo eran aplausos y vivas a Galicia (y en particular la comarca de cerdido y a.pepito. El grillo nacionalista.