Los sonidos del bosque elevan mi corazón en la mañana fresca. Los verdes y amarillos matices de las almas que moran en su interior, mantienen la cadencia de mi acelerado pulso.La monótona lluvia insufla mi espíritu de inmortal placidez y los trinos y llamadas de los distintos pájaros me hacen volar a mundos no vivídos.
Mi anima se eleva al infinito, en las noches de antaño, en los albores de la humanidad. Me hacen ser humano primigenio y uno mi ser al espíritu del bosque. El palpitar de mis sentidos, absorbe el influjo mágico de las crepitantes hogueras, de sabiduría y ciencia antigua, al conocimiento arcaico de plantas y pocimas sanadoras.
Mis hermanos los árboles dan cobijo a esencias menores, y mis amigas las plantas, dan alívio a todos nuestros ocultos males. La compañía de mis iguales en la noche contando historias junto a la hoguera, da fortaleza a mi memoria y ahoga mis temores. El espíritu de la igualdad y de la amistad serena, guia nuestros destinos.
El invisible hilo que une nuestras conciencias, guia nuestro fraternal reconocimiento mutuo, hacia valles verdes donde abunda la caza, y las aguas son mansas y límpidas. La ensoñadora imaginación de los hombres, se alía para hacernos caminar, por senderos de nobleza. Donde la serenidad y la buena voluntad del ser humano, permanece aún virgen e impoluta. Sin necesidad del más minimo exceso, que nos aleje de nuestro reverenciado existir natural en nuestro idílico entorno.
Los rayos de luz que se filtran a través del frondoso follaje, me alejan de mi recogimiento espiritual y me hacen volver al momento….
Estoy paseando con mi perra Pizca por el parque de al lado de casa.
Son las nueve de la mañana. Vuelvo a la realidad………….
!Hermoso paseo con tu perrita Pîzca, kiowa!. Al leer tu texto se nos serena el ánimo y descubrimos la paz interna de los seres humanos. Porque muy humano es relatar ese paseo “histórico” en el que muestras al hombre capaz de enamorarse de la naturaleza y de su propia proporción humana. !Excelente, kiowa!. Me ha dejado impresionado.
Tus reflexiones me han trasladado al contacto con la naturaleza. Me alegra saber que no te has dirigido en realidad “hacia valles verdes donde abunda la caza”, claro que no hubieras tenido por qué cazarla. A no ser que te guste hacerlo.
Un saludo.
En la prehistoria el hombre necesitaba de la caza para vivir, de ahí que se buscaran ese tipo de valles para vivir.
A mí no me gusta ni la caza ni la pesca, aunque si que como carne y pescado.
Un saludo.