Recién comprado el traje que lucía Roberto. Gris, muy bonito, de botones azules. Tres meses espero para tenerlo y porfin hoy podía lucirlo. Decidió salir a dar una vuelta por la ciudad. Sentando en el andén, esperaba el tren que le llevaría a su primera entrevista de trabajo. Estaba emocionado. Él y su traje nuevo; de lanilla natural, de marca. de primera calidad, único en su estilo. Al llegar el carro, ingresó con destacada galantería. Dentro, palideció: ¡Faltaba un botón! Miró a su alrededor y entonces lo vio, afuera, en el andén, justo cuando el vagón cerraba sus puertas.
4 comentarios sobre “Botón azul”
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Cosas que pasan en el peor momento, como cuando te sale un grano bien gordo y visible o se te parte una uña justo cuando tienes que ir a algún acontecimiento.
Si Roberto supiera coser (que puede que sí), entraría a comprarse un botón y con algo de maña lo repondría, quizá la dependienta se apiadara de él y ella misma lo cosiera.
Hoy día rematan muy mal las prendas, hasta las de haute couture.
Saludos.
Yopis, qué maravilla.
5 lineas para un relato perfecto. Pequeña historia de la vanidad o del la irremisibilidad del destino.
Muy chulo.
Excelente. !En qué pocas líneas has desarrollado toda una escena literaria completa y brillante!. La sensación de que el orgullo queda por los suelos por una simple circunstancia deja un mensaje hondo y profundo a través de la sencilla cuestión de un imponderable cotidiano. !Excelente, yopis!.
“en el andén, justo cuando el vagón cerraba sus puertas.”
Para eso existe la palanca de emergencia. Importa más la buena presentación en una entrevista de trabajo que el riesgo de ser llevado a la delegación por detener el tren por una “irrelevancia”. Lo digo por experiencia.