Pondré fin a tus sufrimientos. Si vos querés, puedo sacarte de la obscuridad; si me dejás, si me das permiso… Sólo con mi ayuda cesarán tus penas. Y sólo con tu ayuda puedo ayudarte.

Si realmente lo deseás pondremos coto a tu dolor. Sólo si estás absolutamente convencido, juntos encenderemos la luz.

(Quiero salir de las tinieblas).

Si es tu profundo deseo…

(Mi profundo deseo es ser feliz).

No te aseguro felicidad.

(Mi futuro es tan lejano, tan remoto, que mi lóbrego presente parece no acabar jamás. La soledad me atormenta; la falta de comunicación con el mundo aumenta mi diálogo interior hasta más no poder. Nadie en su sano juicio podría soportar algo así; cualquiera se volvería loco).

Ya te dije que puedo ayudarte.

(¿Quién me asegura que no me volví loco; que vos no sos un recurso desesperado que utiliza mi psique para desaparecer la angustia?).

Lo importante es que puedo desaparecer tu angustia…, si vos querés. Las nubes se disipan, las luces se encienden, las voces se callan… Sólo si vos querés.

(Deseo hondamente ser dichoso, pero vos no me asegurás más que destrucción. Yo quiero derribar mis viejas aflicciones, pero sobre los antiguos cimientos puede -y debe- construirse algo nuevo, mejor).

Puedo derribar lo que quieras porque en el fondo es lo que verdaderamente deseás. El miedo se va… y el dolor… y también el rencor… si realmente lo deseás.. Pero no puedo construir nada. El miedo solamente construye más miedo, el odio crea más odio… lo igual atrae lo igual. Lo único que construye es el amor; el amor propio, el amor a un hijo, el amor a un río, el amor… Lo ÚNICO que construye es el amor. Empezá por amarte a vos mismo. No quiero que esto se convierta en un sermón. Te lo digo por tu bien: cuando haya amor en tu corazón vas a poder construir tu vida, tu futuro. Yo no puedo darte amor (de hecho no puedo darte nada), pero puedo sacarte lo que quieras (o incluso más).

(Ayudame. ¡No quiero sufrir más!).

Si querés construcción, sólo vos podés ayudarte; pero si lo que querés es destruirte…

(¿Cómo paro este dolor? ¿Qué hago?).

Siempre supiste la respuesta, pero tu fe te detiene. Tenés miedo de ir al Infierno. ¿Acaso no sabés en tu interior (muy en tu interior) que el Infierno no existe? Lo sabés, pero también tenés miedo de fallar y quedar paralítico o en coma. Bueno… Con mi ayuda nada de esto va a pasar.

(Pero no quiero morir).

¿Por qué llorás? Todos morimos algún día. Vos no tenés futuro. Es mejor morir ahora que de viejo. ¿Quién te va a cuidar cuando estés postrado en una cama? ¡Nadie! ¿Por qué? ¡Porque nadie te ama!

(¡Basta!).

¿Basta? Pero… Hace un rato querías mi ayuda y ahora ¿me pedís que me calle? ¡¿Con qué derecho; con qué autoridad?!

(¡Andate!).

¿De dónde? ¿De la casa, de la sala, o de tu mente…?

(No importa, pero andate).

Te pregunto en serio. ¿Sabés quién soy? ¿Sabés por lo menos cómo soy? ¡No! Porque no me ves. Nunca me viste, pero me imaginás. Me imaginás más alto que vos. ¿Ni siquiera en tu mente te das el lujo de ser superior a otro? Si no te amás a vos mismo, ¿para qué querés vivir? Matate.

(¡NO!).

¡Matate!

(¡NO!).

¡MATATE!

(¡NO, NO, NO!).

¡MAT…

(¡NOOOO! ¡Basta! ¡Callate! ¡Andate! ¡Salí de mi cabeza! ¡No sos lo que deseo! ¡Yo quiero ser feliz, vos sos tristeza; yo quiero amar, vos sos odio; yo quiero construir, vos sos destrucción; yo quiero vivir, vos sos muerte!).

…

(¡Silencio! Por primera vez en mucho tiempo… silencio. Ahora soy yo quien habla y soy yo quien piensa. No más diálogo interno. Sólo silencio y soledad… soledad).

…

(Soledad y silencio).

…

(Odio y rencor).

…

(Angustia y dolor).

…

(Miedo y…).

Te veo triste. Pondré fin a tu sufrimiento. Si vos querés…