Cede el timón del barco que navega
y rompe la ola contra su frágil memoria.
Nacen otoños inesperados, ausencias leves,
caricias inventadas y sueños de espuma.
Brumas que el deseo jamás acepta.
Ríos de soledad que agotan su cauce,
que son espejos de la jungla,
del paisaje del alma y de otros cuerpos…
No sé si Grekosay, el autor de esta poesía, recuerda el día en que la escribió. Yo no lo sé, pero me imagino el día que la subió al vorem: hace cuatros años, más o menos cuando ésta aventura empezó a navegar.
Encontré estos versos al final de una página en la que se reunen todas las poesías publicadas, como el que descubre, al final de un pasillo antiguo y oscuro de una biblioteca, un libro clásico de hace generaciones y generaciones…
Y uno entra al Vorem, y lee, y observa que tantas generaciones de voremios se entremezclan en el hoy, repasando el pasado y mirando al futuro.
Siempre pensé, lo reconozco, en vorem, como en un pequeño diario donde anotar nuestros sentimientos y poder recibir respuesta alguna. Pero hoy, aunque no haya sido la primera vez, al observar las largas hileras de textos como pasillos de biblioteca que componen ésta página, he sido consciente de la inmensidad literaria que tenemos. Tantos relatos, tantas poesías, tantos comentarios… y todo abierto a nosotros cómo un gran libro que seguimos escribiendo aún hoy. Tenemos una historia, algo que contar a los amigos, algo que contar a los que entren con tímidez por primera vez, cuando subes un primer texto sintiéndote pequeñito y timorato, y a lo largo de varias semanas te sientes uno más de la familia.
He sido consciente de lo grande que es todo esto, y la idea de pertenecer, aunque en pequeña porción, a ese gran mundo, me ha llenado de orgullo por un momento. ¡Gracias a todos!
(Tengo que confesar que esto lo escribí hace un tiempo, que no es nuevo. Pero al volver a leerlo he encontrado que es la mejor manera en la que podía haber descrito a vorem.)
Por mi parte te felicito y digo sólo que lo prometido es deuda. Un día de estos, cuando la paz y el silencio llenen la atmósfera de mi vida… escribiré mi txto prometido sobre cómo veo a Vorem, qué es para mí Vorem y porqué soy escritor fiel a Vorem. Lo prometido es deuda y lo cumpliré… aunque y aha esxcrito varias veces asobre el tema no me importa volver a inspirrme uy ewscrbir por tercera vez sobre el mismo asunto. Y no temas. No repetiré los textos antes escritos.
Este texto tuyo tiene la frescura del día de hoy, del pensamiento de todos los que amamos Vorem.
Has dado en el clavo en elegir la poesía de la amigo y compañero Grekosay, al que por cierto se le echa mucho de menos.
Estoy contigo en todo lo que expresas.
Vorem es “especial”.
Un abrazo ¡compañero!.