Le dicen Chichi pero su nombre es Chichinovski. Al otro lo llaman Lafita pero su verdadero nombre es Nígel. Son en realidad dos alumnos de la Secundaria del Colegio Lope de Rueda. La historia ncomienza así:
Excursión a la Sierra madrileña. Todos los niños cantan “Erase una vez un barquito pequeñito. Erase una vez un barquito pequeñito. Que no sabía que no sabía navegar. Pero ese barco se hizo grande y aprendió aprendió a navegar. Y si esta historia parece corta volveremos volveremos a empezar”.
El autocar caminaba despacio por las estrechas carreteras de aquel entonces, camino de El Monasterio del Escorial. Los niños (ya había entonces niñas con ellos) cantaban a pleno pulmón: “Para ser conductor de primera acelera acelera… para ser conductor de segunda ten cuidado con las curvas… para ser conductor de tercera… !hace falta ser buen conductor!”.
El viejo autocar, llamado “La Cafetera” por los niños, llegó por fin a su destino. y los niños salieron de estampida hacia los alrededores de San Lorenzo de El Escorial.
Pero sucedió que, olvidándose un poco la prudencia, los vigilantes habían llevado a los niños a una pradera donde pastaba una manada de toros bravos. Asi que ocurrió lo inevitable. El pastor gritó: “!Niños, niñas, corred, que se ha escapado un toro bravo”.
Había por allí un pequeño muro que era necesario saltar para salvarse de las embestidas del toro bravo que llegaba a toda velocidad. ¿Se salvarían todos los niños y las niñas del ataque del toro?.
La solución la contaré mañana…