El “trolero”

“Miguel, Miguel, Miguel… trolé, trolé, trolero” era lo que cantábamos, de niños, a un pariente mientras nos volteaba para hacer equilibrios circenses e el aire.

Y ahora resulta que el ratón Mickey Mouse se encuentra dando vueltas y revueltas mientras cuenta y canta “trolas” budistas y “cuentos” tibetanos. Intenta usurpar al Flautista de Hamelin a todos los ratones y ratonas que antes le seguían. Ahora los ratones y ratonas están un poco desconcertados por culpa del “bocafloja” que inventa y plantea filosofías “orientales” mezcladas con enseñanzas de Jesucristo, adornándolas con bellos “pensamientos” confucianos y confusos mientras el Flautista sigue sus caminos.

El ratón Mickey Mouse fuma dos cajetillas diarias de tabacos LM (3 euros de azules y 3 euros de rojos), mientras habla, habla y habla de sus muchas amistades que tiene gracias a su “mandamás” Don Antonio, quien, desde su butacón mullido piensa… sigue pensando en sus “deudas negras”. Alguien cuenta, desde un mostrador de un bar de Las Torres de Cotillas, aquello que dijo Groucho Marx: “surgiendo desde la nada hemos alcanzado las más altas cimas de la miseria”.

El ratón Mickey no oye bien; porque tiene los oídos taponados por la vanidad y él loco razonamiento de llevar él siempre la razón. Él ama su linda voz que usa para encantar a los ratones y ratonas que va captando… así… a pelo…

Don Antonio lo tiene bien teledirigido mientras aprieta el botón de las disqueras que contienen las acciones que debe seeguir “a rajatabla” Mickey mientras permanece con sus arcas del dinero bien llenas y bebe inagotablemente “mouses” de chocolate. Especial. Muy especial el “chocolate” de Don Antonio… y mientras fuma, igualmente dos cajetillas de LM diarias (3 euros de azules y 3 euros de rojos).

Se llena su casa de humo pero no le importa, Se le llenan los pulmones de humo pero tampoco le importa. Él se cree inmortal desde que se hizo Anciano del Verbo. ¿Cuál es el Verbo de Don Antonio?. El del Norte… más al Norte, mucho más al Norte que Bilbao… o sea en la otra parte del Atlántico. En las Américas.

Sigue el ratón Mickey contando “rollos” tibetanos a los ratones y ratonas del Flautista de Hamelin. Al Flautista no le importa. Él sigue sus caminos
con su música milagrosa. Ya no son los ratones ni las ratonas los que siguen al Flautista sino los gorriones… miles de gorriones grises…

Un pensador, que observa el “juego” de Mickey piensa; “los tontos no gustan de admirar las cosas sino cuando llevan una etiqueta”. Es el famoso Georges Clemenceau.

Mientras tanto les entra el sueño de los sopores a los ratones y ratonas que abandonaron al Flautista que sigue atrayendo más y más gorriones… y a todo esto Buda, el ídolo de piedra, con su barriga cada vez más abultada por su vanidad, sonríe como la Monna Lisa de Leonardo Da Vinci quien, a su vez, esculpe en su taller a un Mickey Mouse riendo a carcajadas. La boca. Es la boca la que hace perder a los hombres la oportunidad de permanecer callados (dijo Jesucristo).

El Flautista sigue adelante por sus caminos enseñando a cantar a sus gorriones grises mientras en la Plaza Mayor de Molina, Mickey sigue cantando y contando historias budistas a los, cada vez más, confundidos ratones y ratonas. Es como un plagio de Antonio Molina cantando, con falsedad: “Aunque soy un emigrante jamás en la vida podré olvidarte”.

En el jacuzzi de la abuelita, Don Antonio se toma el tiempo necesario para seguir dando mensajes telepáticos a su Mickey. En realidad Don Antonio odia todo lo que se relaciona con España y por eso ha apagado el televisor. Y es que España está ganando el Campeonato de Europa de Fútbol. Y eso no lo puede soportar. No puede soportar ningún triunfo deportivo y no deportivo de cualquier español (como el de Cristóbal Colón).

El Flautista de Hamelin sigue recordando la canción de su primera infancia, aquella que más honda permanece en su memoria: “Miguel, Miguel, Miguel… trolé, trolé, trolero”. Y un huertano murciano, en su pueblo, recuerda el famoso refrán español de “cría cuervos y te sacarán los ojos”. Y todo porque alguien roba habas aprovechando que su dueño es paralítico y está inmóvil sentado en su silla de ruedas.

El que roba habas al inválido se jacta de ello y lo cuenta a los cuatro vientos. Es su jactancia una jactancia genética que le viene de familia; algo así como el tal Don Antonio que cliquea a Mickey Mouse los mensajes cruzados de las letras de sus canciones y los cuentos “orientales” de origen tibetano.

Crucigrama. Palabras Cruzadas. Sopa de Letras. El sabio pensador (que está descifrando todo el enigma) se encuentra ahora con un jeroglífico del arte precolombino maya. El sabio es Clemenceau (un francés que sigue también por los caminos del Flautista).

Don Antonio ha encendido ya la televisión porque se ha terminado el partido de España contra Alemania. En realidad ya no está jugando a nada más que a reírse a carcajadas del Flautista y del sabio francés. Pero Clemenceau sigue escuchando la música del Flautista que no para de caminar…. mientras, a la misma hora, Don Antonio sigue contactanto con Mickey Mouse a través del messenger encendido. Mickey Mouse aspira a ganarse la voluntad de los inocentes y aturdidos ratones y ratonas de la bohemia.

Una señorita, en la ciudad, lee la novela “Miguel Strogoff” (de Juliio Verne) y saca la siguiente deducción: si Strogoff es un apellido ruso, El Padrino no debe andar muy lejos de aquí. Efectivamente, El Padrino, muy cerca de la ciudad de Murcia, fuma continuamente dos cajetillas pertenecientes a LM (3 euros de azules y 3 euros de rojos) como si se tratara de un partido de fútbol entre el Getafe de Madrid y el Osasuna de Pamplona.

A todo esto, en el Desierto de Oro (Desert Gold) un poeta escribe a su amada: “Mírame. Aquí besándote en mi Sueño, te digo que la aurora de mí anuncia que tú eres tan profunda que ignoras lo ciego de este mundo”.

Lo ciego de este mundo es todo aquello que no se ve. Otro huertano murciano, en su pueblo, pienasa en otra frase popular: “Vosotros que no creéis más que lo que véis os olvidáis de algo elemental: que no todo lo que se ve es cierto y, viceversa, todo lo que no se ve es verdadero”.

El poeta del Desierto de Oro (Desert Gold) sigue escribiendo a su amada, mientras Mickey Mouse sigue contando y cantando “rollos” tibetanos: !Tu luz es la claridad, oh gran Buda, que me llena todo entero”. En realidad es Don Antonio quien se lo inculca en la mente desde su control a través del Internet.

Como un pincel de sonrisas se abren los ojos del pensador. Un frágil silencio heredado de las noches anteriores que son una respuesta a todo el Crucigrama, una respuesta a todas las palabras cruzadas, una respuesta a toda la Sopa de Letras y una respuesta al jeroglífico precolombino de los mayas. En definitiva, es una respuesta a todo lo que está sucediendo. ¿Quién le ha enviado la solución de todo ello al sabio Clemenceau?. No ha sido el Flautista. Ha sido el Poeta que está escribiendo a su amada. O quizás hayan sido los dos al mismo tiempo. Sí. Han sido los dos al mismo tiempo porque el Flautista de Hamelín es la sombra blanca del Poeta del Desierto de Oro.

Por la bahía de Cádiz, al mismo tiempo, una jaca solitaria galopa por la orilla del mar mientras espera a su caballero. Un caballero español que canta: “Mi jaca galopa y corta el viento mientras corre por el Puerto caminito de Jerez”. En el crucigrama, en las letras cruzadas, en la sopa de letras y hasta en el jeroglífico egipcio hay una palabra clave. El sabio la termina por descubrir. Efectivamente. Es Soñadora. La jaca que camina y galopa por la costa de Jerez se llama “Soñadora”. Así es cómo lo ha nombrado el caballero que ya está subido a su grupa…

¿Es todo esto un sueño?. No. ¿Es todo esto una realidad?. No. ¿Es todo esto una ficción?. No. Todo esto es una Experiencia Viva. Y sigue sus caminares el Flautista de Hamelin seguido ahora por cientos de miles de gorriones grises. Y sigue el Silencio del pensador. Y sigue el Poeta del Desierto de oro escribiendo a su amada: “Es azul la vidriada respuesta del frágil silencio heredado de las noches y es azul la vidriada respuesta de tus labios en esta mañana amarilla a la que llaman los ignorantes Locura por el simple hecho de ser amarilla. Sin embargo, la realidad es que sólo es una Memoria del Aire.

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