A la estatua

Y entonces yo me habré ido…
y mis versos se habran quedado
y los rumores del río
serán ecos de verbo callado.

Las nubes de invierno frío
habrán dejado grabado
su recuerdo en mi destino
envuelto en aire pardo.

Y las horas de albedrío
que junto a ti he gozado
serán silencio de niño…
serán misterio sellado.

Y tú, estatua de armiño,
que estás callada a mi lado…
cuando yo me haya ido
serás sólo mi pasado.

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