A la mujer que lee… (para tí lectora)

Tu alegría es como risa de agua que mana del centro húmedo de tus ojos con brillo de miel. Se encuentran en tu risa el tiempo que mira y el tiempo que escucha. Ambos, los dos tiempos del día a día, deseo yo que hagan una casa blanda a tu medida, donde coloques un violín entre las hojas de un libro, una sonrisa eterna y un amor de juego limpio. Que esta mañana te llegue con su dimensión celeste, con su festín de sentimientos bañándose interminable en las aguas frescas de tus ojos y que te acompañe una música de sílabas desordenadas… como juegos de niños tiernos, ingenuos, salvajes. Y que la cálida caricia del sol haga fiesta en tu rostro mientras te mira. A través de cada palabra hoy construyo una ola de amor en tus párpados abiertos al infinito. Que tengas un feliz día en tu alma grande, en tus labios de esperanza nueva y en el trazo divino de tu cuerpo sobre la tierra. Y como dijo Juan Ramón Jiménez: “El amor más completo, amor, tú eres”.

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