Dicen que estás muerto, papá, que el cáncer pudo más y te llevó… pero yo sé que sólo estás durmiendo… durmiendo tu sempiterna siesta de la tarde… esperando a que yo regrese para, como nos prometimos mutuamente, ir a beber agua de la Fuente de Los Tres Caños. Y que iremos otra vez a caminar por las calles de Valverde. Y marcharemos al monte, a ver bandadas de palomas sobrevolando las riberas del Júcar.
Ahora sé que estás solamente durmiendo tu siesta de siempre… mientras yo estudio geografías muy lejanas, historias humanas que penetraron en el corazón de la vida, versos inéditos de poetas tan anónimos como el viento… pero te levantarás para acompañarme en este caminar llamado Existencia. Y andaremos una vez más. Caminaremos en medio de las charlas con las cuales tú seguirás explicándome leyendas de tu ayer y yo iré comprendiendo un poco más el presente.
Descansaremos bajo un olivo y beberemos de la bota de vino que llenó el Tío Pedro y tú me invitarás a arenques y bacalao recién preparado por mamá. Y yo te invitaré a tabaco cubano, de ese que tanto te gusta a ti. Fumaremos cigarrillos hasta que yo oiga esa bronca tos que te asocia con las hogueras invernales de la alta montaña. Y tú me seguirás enseñando a montar a caballo y después… después de mirarnos limpiamente a los ojos me señalarás nuevamente los horizontes que tú no puedes traspasar…
Yo te diré lo que hay más allá de esos montes y te contaré lo que mis ojos han visto en las otras orillas del mar. Hablaremos de nombres y conciencia, de encuentros y desencuentros, de justicias e injusticias, amores y desamor… y tú me contarás los misterios de tu alma y yo te descubriré los secretos de mi corazón.
Caminaremos, papá, por las serranías, los pueblos, las grandes ciudades… y en el bar del Esteban yo te invitaré a unas cervezas con tomates en sal y después de comer grandes rodajas de melón tú seguirás aconsejándome que siga siempre adelante por los caminos rectos de la sincera hombría… mientras te gusta escuchar sobre geografías lejanas, sobre historias humanas que penetran en el corazón de la vida, sobre versos inéditos de poetas tan anónimos como el viento…
Me preguntarás cómo fue que me marché tan pronto y dónde aprendí tales cosas… y yo te explicaré que marché pronto para montar en los trenes de la primera alborada, que aprendí tales cosas en los libros del atardecer y que amo y sigo tus enseñanzas reflexionadas bajo la luz de las estrellas. Que cómo tú, dormí en los maizales, traspuse pueblos y ciudades para entrañar sustancia a mi conciencia, soporté fríos y calores para sentir en mi cuerpo el sabor de las verdades eternas que tú me contaste de niño, sentí la lluvia correr por mi ser para poder decirte que somos mucho más humanos cuando bebemos agua con las cuencas de nuestras manos.
Tú me enseñarás a seguir siendo humilde en medio de las tormentas y sencillo dentro de la ensoñación. Y yo te seguiré mirando a los ojos y aprendiendo… aprendiendo a explicarte que todo esto que soy es producto de tu sangre y de tu esperma y que más allá de esos horizontes que miras con tanta inquietud sigue existiendo la vida.
Dicen que estás muerto pero yo sé que sólo duermes tu siesta canicular. Y que voy a regresar para irnos los dos, hombre junto a hombre, para hablar de raíces propias. Tú me seguirás narrando tus leyendas y yo te seguiré contando mis fantasías. Y me volverás a preguntar dónde aprendí a vivir tales utópicas conquistas. Entonces nos sentaremos en un mojón de los caminos, limpiaremos el polvo de nuestras botas y te explicaré que anido en un planeta llamado Vorem.
¿Qué es el Vorem? preguntarás curioso por saber dónde duermo. Y yo te contaré del mirlo de Carlos, de la guitarra de ssshhh tañida bajo las aguas que nos mojan a todos, de los sueños poéticos de Edu, de ese perro bueno y ese perro malo que nos mostró Alberto, de los ojos de Yopis que nos hablan de leyendas sobre la Belleza y la Fealdad…
Y te contaré de los homókoros de Sandy, de los acentes cadenciosos de Carolina, de las músicas lejanas de Hernández. de las profundas búsquedas de Grekosay… y te hablaré de las palabras con luna de Vanesita y las distancias de disparos cortos de Safrika… y de los cosmos de Cantoro, los planteamientos míticos de Lalaith, las ganas de sentir la sed de Alcohol, las metáfóricas necesidades de Nanokde, la sincera compañía de Gaviota… y no dejaré de narrarte las sentidas inquietudes de Morelanoka o el profundo y misterioso silencio de Ritacarper… y de muchos otros voremios y otras voremias con los que paso decenas de horas en el Aposento de la Comunidad…
Estoy seguro de que al principio no lo entenderás del todo, pero ya habrá caido la noche y saldremos a observar las estrellas y tú volverás a buscar en el hemisferio austral para señalarme la constelación de tu Ave Fénix y yo volveré a buscar en el hemisferio boreal para señalarte mi constelación de Pegaso… y te explicaré cosas leídas y vistas y escritas y sobre todo sentidas. Entonces comprenderás por qué tu hijo se hizo voremio hace muchos milllones de años…
Dicen que estás muerto papá, que el cáncer te ganó y te llevó… pero yo sé que sólo estás durmiendo… durmiendo… !Despierta ya papá que estoy de regreso y tenemos que levantarnos para caminar!. Tenemos que abrir la puerta y salir al alba para seguir charlando como siempre. Tú me seguirás contando los misterios de tu alma y yo te seguiré descubriendo los secretos de mi corazón.
Perdóname si lloro esta noche; pero no son lágrimas de dolor. Son lágrimas de paz, eternas lágrimas de este sencillo corazón que bombea dentro de sí la sangre de tu sangre y el esperma de tu esencial forma de tratar democráticamente a tus hijos. Y como siempre, yo seguiré diciendo que tú sólo estás durmiendo… durmiendo. !Despierta ya!. !Sólo soy un niño y necesito ir de tu mano a beber agua de La Fuente de Los Tres Caños!. !Vámonos a seguir comiendo aceitunas de la tinaja de Don Marcelino junto al Ángel de la Pasión!. !Escucha, papá, el latir de mi infante corazón y perdóname si lloro esta noche!.
Adiós papá. Hasta siempre. Hasta que nos encontremos en ese lugar llamado Silencio. Mientras tanto sigo caminando y aprendiendo en los libros de la eternidad y bebiendo agua de las fuentes del Infinito…
Con la seguridad de saber que duerme, no le digas adiós, tal vez hasta mañana,solo es cuestión de esperar esperanzado en que llegará ese momento en que se despertará y volverán a caminar juntos por la eternidad,un saludo.
Un saludo Oxi… me gusta tu opinión. Es muy valiosa para mí.