En alguna parte del día…

En alguna parte del día, siempre la luna se pierde vista.
Como todo lo que no está en nuestras manos, percibimos que no podemos evitar.
Me paso cuando busque la luna en el cielo, que caí en la cuenta que estábamos por esas horas. Me paso cuando caí en la cuenta que perdí los sueños, igualito.
Igual de imperceptible, como o cuando, se habían marchado. La sensación de que en alguna parte del viaje cual ladrón te hurto tu documento de identidad.
La puntada en el estomago, de la sorpresa, lo peor viene después, el vacio.
Solo el vacio vendrá a despertarte cada mañana, bienvenido a la comandancia nunca más de mucho ni poco, grande ni corto, triste o contento, ni da igual ni involucrado.

Anulado, obsoleto, hojas perennes que caducan, la costilla de Eva que en ninguna parte de la historia retorna. Habían dos cosas cuando era niña, en que pensaba cuando la catequesista leía la biblia, el tema de que no le devolvían la costilla a Adan, y como sabia todo eso esa mujer.
Pero hoy ni curiosa, ni devota, ni atea, la costilla no me preocupa.
Crecí con la promesa de que la cotidianidad no me arrastraría, otros tiempos, en los que no era consciente que la luna se escapaba.

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