Abajo

El comercio de órganos todavía palpitantes
enriqueció los rostros de los mártires.

El cielo se salva mirando hacia abajo,
con el pensamiento vivo en la consecuencia,
pero los Mesías se olvidaron del sudor.

No seas redentor de paraísos,
no sigas vendiendo tu sangre a los Apocalipsis por venir.

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