Entraba a las ocho de la mañana y la cara no era la suya. Frío, como si costara vivir y el aire te hiciera daño. Estudiaba peluquería. No le gustaba demasiado, porque le resultaba agotador estar al servicio de una jefa impasible. Esa ñamana llegó una anciana con un gorro lila. Cuando se lo quitó todas las chicas temblaron: casi ni un pelo. Le tocó atenderla a ella. ¿Cómo está usted? y se repitió la ceremonia hasta el agotamiento. La chica estaba nerviosa. Metió a la anciana en el secador y supuso que el calor podría acabar con ella. Pero su instinto protector hizo que no ocurriera nada. Salió como una reina, sonriendo, con los cuatro pelos en un nirvana de iridiscencias. ¡Ya está! Un poco de laca culminó con aquella tarea de dar vida a un cráneo y cuatro condenados a muerte por la edad. Un milagro de la madre Peluquería.
Un comentario sobre “Academia de peluquería”
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Cuento corto y sencillo pero de buena imaginación. Sobre todo porque es una imaginación al servicio de la realidad. Los cráneos de cuatro pelos luchan por vivir más allá de la Muerte. !Vaya afán de conquistar milagros tienen ciertas persoans!.