Voy sintiéndome mejor, más descansado. Esta última semana ha sido especialmente dura para mí. Se mezclaron muchas cosas a la vez, y ya sabes que puedo aguantar, pero cuando llega el momento…me derrumbo y todo se me viene abajo. Esto te lo cuento desde el corazón, porque ya lo hemos hablado otras veces, y porque sé que tú conoces las razones para sentirme así.
Ahora, necesito un tiempo para estar solo. Hablamos de esto cuando te monté aquella escena por teléfono y luegola volví a repetir desde el hotel. Creo que debemos ser dos personas racionales y “pensar con la cabeza”, aunque lo que sintamos nazca del corazón.
Esos momentos tan intensos me desbordaron. Supongo que dentro de mí se fueron almacenando muchas tensiones, y al final, tuve que reventar haciéndote pasar unos malos ratos. NO deseo que vuelvan a ocurrir, o al menos, procuraré que no suceda. ¡Eso es algo que medito cada día, porque no deseo que sufras por algo que forma parte de mi propia historia personal!
Me siento mucho mejor sin tener el móvil. No solamente por la cantidad de dinero que puedo ahorrar, sino porque creo que nos hacía a los dos muy “dependientes el uno del otro”. Puede que me equivoque pero…poco a poco, hemos necesitado llamarnos, y llamarnos mucho. Dejarnos mensajes, escucharnos en muchos momentos y de alguna forma, todo este cúmulo de información termina quitándonos esa bonita intimidad que tiene el recibir una carta o mirarte a los ojos cuando bajas del autobús.
En casa tenía el móvil sin sonido, porque a mis padres no les gustaba, porque comentaban que estaba pendiente de las llamadas….son sus cosas, ese cúmulo de cosas que para ellos pueden resultar “normales”, pero que influyen mucho en mi vida. ahora que ya no tengo móvil me siento “más tranquilo”. Al principio cuesta mucho…pero sé que es algo a lo que terminaré por acostumbrarme.