Estamos de paso en muchas estaciones. Nos queda siempre la vaga inquietud de haber perdido algo, de no haber tenido tiempo suficiente, de crear un recuerdo que se evoca, cuando alguien dice un nombre.
No es tarea de nadie hacer de una despedida oficio de lágrimas.
Y este texto no deja de ser la más personal de las literaturas, la que debe imaginar al personaje y darle un argumento.
En nombre de cuantos hemos llegado a aproximarnos a ti, dejemos que sea lo literario, aquí expuesto, el testimonio y el compromiso de que formas parte de capítulos pasados, donde jugaste a ser…momento feliz, voz que no callaba, sugerecia velada, y sobre todo…sencillamente el hombre que siempre pudo ser él mismo.
(Para Manuel, trasladado a otras Tierras)