Zapato.- No hay andares que simulen
el ritmo y esa armonía que, en usted,
es lozanía.
A lo mejor, el andar no es caminar,
y es osadía opinar del paso,
que el golpe de su tacón
provoca en mi corazón
un ritmo nuevo.
Planta del pie.- Pues vaya usted a saber,
que, desnudo y sin zapato,
el mismo ruido hace un gato,
cosa que nunca se ve.
Zapato.- Y ¿si fuera por un rato?
Planta del pie.- ¿Me propone hacer de gato?
Zapato.-¡No! Me refiero a otra cosilla…
Planta del pie.- Bueno, sea..
Zapatilla para usted
y pasito corto,
como camina un cipres
detrás de otro.
Zapatilla de badana
o de lanilla.
¡Elija, por Dios,
que brilla sólo el destello
de sabersese dentro d´ello!