En las cobijadas rocas de las cuevas
pinta un humano cosas de su vida;
en su corazón salvaje anida
deseos de dejar en la Historia huellas.
Surgen de sus manos escenas bellas
de caza, de ritos, de ceremonia viva,
de mujeres preñadas y familia
reunida bajo la luz de las estrellas.
Ocres y bermejas pinturas que destellan
en el frescor de la sombra hundida
relatos de la vida que reflejan.
Y en lo profundo del alma que festeja
nace la prehistoria humana sorprendida
por el arte de la magia vieja.