Vivía ella en un aburrido tintero, allí encerrada, en sus ojos quedaba brillo, pero se apagaba, su piel mantenía el tono. Ella se llamaba Thinta, era muy guapa, buscaba novio.
Un día llegó él, se llamaba Pincelito, era delgadito como una pluma, y era guapito.
Empezaron a salir, él la cortejaba, ella, Thinta, se dejaba besar.
Se enamoraron, festejaban, paseaban. Se querian, se comprendian, se respetaban
sabian cual era el rol de cada cual. Ella se realizaba y él también. Descubrieron que para realizarse tenian que compartir sus energías tan opuestas, tan contrarias,él era muy comedido, y delicado con ella.
Hicieron el amor en su lecho de sabanas blancas…
De su hermoso romance surgió una bonita historia de amor que nunca nadie podria borrar jamás.
Fin.