Aquí vive nuestro amigo Eduardo Herdoíza con su fiel esposa Fanny de Herdoíza y sus hijos. Recuerdo la Casa de Campo de Madrid, exactamente el Barrio de El Batán. Eduardo Herdoíza ha comprado un balón de fútbol totalmente pinchado. Alguien le ha dado “el truco del almendruco” diciéndole que el fútbol-sala se juega con balones desinflados. El caso es que yo se lo advertí. !Que no, Eduardo, que al fútbol-sala se juega con balones inflados y no pinchados!. Y él erre que erre hasta que el balón… !pum!… en tres o cuatro patadas que le damos queda totalmente inservible y vuela como un globo de esos que regalan en El Corte Inglés. El balón hace !fuuuu! y vuela pinchado hacia cualquier parte menos a la que debe ir. Algún listo ha engañado a Eduardo… y yo venga a reír que es para partirse de risa y no enfadarse.
!Y vaya sesión de penaltys entre el hijo de Eduardo y yo!. Que aquello parecía los “fusilamientos” de Goya que es un cuadro que está en El Museo del Prado. Bueno. Que están en Albacete y nos invitan a una comida de “aquí te espero”. Yo, como siempre, rebusco las aceitunas de la ensalada de lechuga con tomate y “pesco” alguna que otra que, rápidamente, van a parar a mi estómago. Esto parece la “guerra de las naranjas” (recordad la famosa “guerra de las naranjas” entre españoles y portugueses) nada más que en versión “aceituna” o sea murcianos contra albaceteños. Así que me parece que los murcianos, en esto de las aceitunas, ganamos por goleada y también en cuanto a chuletas y otras pitanzas. Y en cuanto al flan (de postre) tiembla más que aquel terremoto que se produjo en Agadir (Marruecos) cuando el Sahara era todavía español. Y luego a la piscina a hacer un 4 x 400 que se queda reducido a un sólo 4 porque es una piscina más bien pequeña. En Albacete todavía están Eduardo padre y Eduardo hijo partiéndose de risa y recordando al “fullero” de El Corte Inglés que les vendió el balón desinflado.