Todas las entradas de: JALOZA

GABOR

Juan de Dios López llegó al pueblito en mitad de un Enero inusualmente frío. No era normal que en pleno verano estuvieran disfrutando de unas temperaturas tan bajas.Tanto, que más de uno tuvo que echar mano de rebecas, frazadas y mantas desempolvadas para mejor pasar el rigor de las noches. Tiempo después, muchos achacaron aquella extravagancia climatológica, a la inesperada aparición de Juan de Dios.

Las gentes que estaban sentadas en los bancos de la plaza, vieron a Juan de Dios arrastrando un carro en el que llevaba un par de maletas y algunos enseres, pocos, como todo equipaje. Saludó sacándose el sombrero y nadie le respondió, desacostumbrados como estaban a la presencia de forasteros. Sigue Leyendo...

LA TRISTEZA VIAJA EN METRO

Bajaron desganados las escaleras, primero la natural, después la mecánica. Arrastraban una maletita cansada, un ancla que les sujetaba a la ciudad portuaria de la que querían huir. Dos billetes sencillos, los últimos, no había razón para más, sin fuerzas para saltar por encima del torno. Abajo esperaba la estación húmeda, los bancos sucios, los letreros que mienten a la espera. Línea 3.

Se sentaron el uno junto al otro, en silencio, los ojos ocultos tras las gafas de sol, inútiles en el reino de la penumbra. Reprimidas las ganas de llorar, se hacen fuertes para no derrumbarse. Sigue Leyendo...

EL HOMBRE ATORMENTADO

Sergio peleaba contra las tormentas. No me preguntéis porqué. Sólo puedo deciros que lo vi muchas veces, debajo de la lluvia, luchando contra el temporal. Las presentía como nadie. Una hora depués de acostarse, mientras se estaba afeitando, cuando el viento levantaba levemente la esquina de la nota que el camarero le dejaba en un platito, con el coste de la consumición en una terraza. Y podías notar cómo se agitaba, cómo se le erizaban las venas y entraban en revolución. El ejército rojo subiendo a los camiones, la mirada en el frente y el corazón encogido por el vértigo de la Historia. La nube N soltaba la gota G en el momento M. No había vuelta atrás. Al rebotar en el afeitado cráneo de Sergio en pijama, con la cara a medio afeitar o bebiendo el último trago de su inacabada cerveza, levantaba los brazos que acababan en puños y se disponía a combatir. El viento le azotaba en el mentón y él cimbreaba la cintura para zafarse del ataque, devolviendo un golpe al aire que aullaba de dolor. Sigue Leyendo...

LAS LINEAS ESTABAN MOJADAS

Las líneas estaban mojadas. Es lo que había oído a través de la pared del baño, solitario espía sin vaso, en posición poco novelesca. Las líneas estaban mojadas. Y aquello le preocupó. Era una frase sencilla que parecía encerrar un significado más allá de su literalidad. Se sintió sobresaltado al escuchar esas cuatro palabras que tomadas de una en una y por separado, no le habrían causado mayor interés, pero que juntas y en ese orden, le golpearon a la altura del intestino grueso. A veces sucede que una palabra repetida una y otra vez, utilizada a diario, llega un momento en el que se te presenta como una desconocida, como la hija adolescente que se levanta un día por la mañana convertida en la novia del chulito del colegio, extraña en la mesa del desayuno. No le prestamos atención hasta que se nos queda mirando y entendemos que no es lo que habíamos frecuentado con la certeza del que se sabe entre amigos. Ya, no. Y así será de ahora en adelante. Sigue Leyendo...

LOARRE

¿Cómo? ¿Qué no habéis estado en Loarre? El próximo lunes, nada más acabar de trabajar, os llevaré para que lo conozcáis. ¿Y vosotros sois aragoneses? A mí, vergüenza me daría”. Jota no se atrevió a replicar, sabía que cuando JOTA se ponía así, no había nada que hacer. Un único intento con una pizca de humor. ” ¿Y si traigo un justificante firmado por mi madre? Ya sabes que no soy hombre de excursiones.” JOTA aceró los ojos. “Ni aunque te lo firme el Papa de Roma”. Lo dicho, no había nada que hacer. “Al menos me dejarás poner la música. ¿No?” Sigue Leyendo...