Quería seguir viviendo como si fuese el último día de su joven vida.
Quería vivir el ahora, el instante.
Quería seguir siendo tan optimísta, tan vital…
Contagiar a todas esas “batas blancas” de energía y entereza.
Quería poder caminar sin ayuda.
Poder abrazar sin que su maltrecho cuerpo le doliera al hacerlo.
Deseaba no tener ese maldito cansancio, que ya era su amigo incondicional.
Soñaba y a veces, lloraba….
Nochevieja y de nuevo en un hospital.
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