Para aquella por quien siento mucha pena
Ahora pones tus ojos en mí,
después de tanta primavera perdida.
No sé decir palabras,
con mi voz de rio seco,
en este árido paraje,
sin veranos ni inviernos.
Ya no me quedan rosas,
para un pobre ramo umbrío,
solo enmarañadas ramas secas
de muchas espinas muy gruesas
que no se doblan ni queman.
¿Cumplió con su propósito sin advertir su destino?
¡Se quedó alucinado sin borrar el pasado¡
Punza despiadado sin mirar el futuro,
se queda entre jirones de angustias enredado
Esto que fue ardor inextinguible de amor despiadado,
¡No sé si tocó idílica perfección fogoso!
O se diluyó en inútil expectación abatido,
del estéril germen de ternura y gozo.
La vida en medio de este sitio baldío,
sin querer avanzar, con las manos vacías…
De tanto contemplar la nada ya no sabe hablar…
Solo contempla con sopor sus esperanzas en huida. Sigue Leyendo...
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